BANGKOK- Unos 65.000 ‘camisas rojas’ tailandeses -partidarios del ex primer ministro exiliado Thaksin Shinawatra que intentan hacer caer el gobierno de Abhisit Vejjajiva- se manifestaron este sábado en Bangkok en busca del respaldo de los habitantes de la capital.
Empuñando banderas rojas y acompañados por bandas musicales, los ‘camisas rojas’ recorrieron unos 45 km a través de varios barrios para sumar la adhesión de la clase media urbana y dar un nuevo impulso a una protesta que tiende a debilitarse.
Al término de la marcha, se anunció que un miembro del gobierno, el ministro Satit Wongnhongtaey agregado a la oficina del primer ministro, se reunirá el lunes con uno de los líderes de los manifestantes, Weng Tojirakarn, para buscar juntos una solución a la crisis, que dura una semana.
Por su parte, el primer ministro Vejjajiva criticó, en declaraciones a la televisión, la retórica de «guerra de clases» de los ‘camisas rojas’, que constituye «una incitación al desorden social.
El movimiento de los ‘camisas rojas’ está compuesto en su mayoría por la población rural del norte y noreste del país. Según sus dirigentes, el movimiento se enfrenta a las élites tradicionales de Bangkok -realeza, militares, altos funcionarios y magistrados-, que monopolizan el poder y las riquezas de Tailandia. El jueves pasado, los ‘camisas rojas’ llamaron a una «guerra de clases» contra las élites representadas por Abhisit Vejjajiva.
«Vamos a recorrer la ciudad en busca del afecto de la gente de Bangkok y para que se unan a nosotros, campesinos pobres, para derrocar este gobierno apoyado por la élite», había declarado Veera Musikapong, uno de los líderes del movimiento, antes del inicio de la marcha.
Unos 50.000 soldados, policías y voluntarios civiles fueron movilizados este sábado, pero no se registraron incidentes. «El gobierno no intervendrá contra su derecho a manifestarse pero los manifestantes no deben bloquear las calles», había advertido el viernes el viceprimer ministro tailandés Suthep Thaugsuban.
En un discurso desde Dubái, donde se encuentra exiliado, Thaksin se disculpó anticipadamente por las molestias para los habitantes de Bangkok. El movimiento «continuará hasta que obtengamos la victoria y la justicia», declaró el ex primer ministro, derrocado en 2006.
Según Vejjajiva, Thaksin es un «obstáculo a la negociación» entre el gobierno y los ‘camisas rojas’.
Estos piden la disolución del Parlamento, nuevas elecciones y el restablecimiento de la Constitución de 1997, abolida por el ejército.
Los manifestantes organizaron una acción espectacular el martes y el miércoles, derramando cientos de litros de sangre delante de la sede del gobierno, de la del partido demócrata, en el poder, y del domicilio de Abhisit. El primer ministro reiteró que sólo disolverá la asamblea cuando la seguridad se haya restablecido en el país y la economía haya emprendido de nuevo el vuelo. Una forma de enviar al debate al fin de la actual legislatura, dentro de un año y medio.
Con información de Agencias