EU espera sanciones más fuertes de la ONU contra Asad

Estados Unidos se va a pronunciar en París a favor de sanciones más duras contra el presidente sirio, Bashar al Asad y su clan, declararon hoy altos funcionarios estadunidenses.

 

Mientras la secretario de Estado, Hillary Clinton, volaba hacia París para asistir a la reunión de los Amigos de Siria, un funcionario de su comitiva dijo que era hora de «recoger todo eso en una resolución del Consejo de Seguridad que aumente la presión sobre Asad y tenga consecuencias concretas», como sanciones económicas.

«Nosotros, y creo que que la mayoría de los países representados en París, pensamos que se debe aplicar el Capítulo 7 de sanciones económicas a Asad», dijo bordo del avión en que viajaba Clinton el funcionario, que pidió el anonimato y que se refería a una cláusula en la Carta de la ONU.

«Muchos de esos ya aplican esas sanciones, pero globalizarlas será muy importante. Es el argumento que vamos a mantener con Rusia y China». El objetivo estadunidense sería mantener el impulso, tras las tratativas de Ginebra, la semana pasada, y las de El Cairo y París, con el Consejo de Seguridad, que debe ver el asunto de las sanciones la próxima semana.

Mientras, el conflicto armado en Siria no mostraba hoy ningún signo de respiro la víspera de la reunión internacional en París –boicoteada por Moscú, aliado de Damasco–, que debería tratar la eventual partida del presidente sirio Bashar al Asad. En este contexto Moscú confirmó que se le solicitó que ofreciera asilo político al presidente Asad, propuesta que calificó de «broma».

China, siguiendo los pasos de Rusia, anunció que no asistiría al encuentro de los Amigos del Pueblo Sirio, al que concurrirán más de un centenar de países árabes y occidentales, así como organizaciones internacionales y representantes de la oposición siria.

Para intentar poner fin nuevamente a casi 16 meses de violencia, la reunión de París va a reafirmar su «condena a la represión» y anunciará «cosas concretas» para presionar al régimen, apoyar a la población y a la oposición, según una fuente diplomática. Los combates entre soldados y rebeldes, así como el bombardeo de los focos de insurgencia continuaron hoy sin descanso.

Al día siguiente de una nueva jornada sangrienta que dejó casi 100 muertos, en su mayoría civiles, el balance de la violencia se elevó hoy a 54 muertos en todo el país, de los cuales 36 civiles, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

En tanto, el flujo de refugiados no amaina en los países vecinos. Entre cuatro mil y cinco mil sirios llegaron esta semana a Jordania, anunció hoy la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Ayer un 15º general sirio y varios oficiales que habían desertado ingresaron en Turquía. Según los expertos estas nuevas deserciones minan la moral del ejército.

«Asistimos a la multiplicación de las deserciones, no puedo prever cuántas serán mañana o pasado. Lo que esperamos es que este movimiento continúe», declaró el portavoz del departamento de Estado estadunidense, Patrick Ventrell.

En una entrevista publicada hoy por el periódico turco Cumhuriyet, Asad dijo que tenía «el respaldo del pueblo» sirio y aseguró que los manifestantes fueron «pagados» por las fuerzas extranjeras para desestabilizar a Siria. Desde el comienzo de la revuelta en marzo de 2011 el régimen no reconoce la amplitud del movimiento, que asimila a «terrorismo».

«Si no tuviese el respaldo del pueblo habría sido derrocado como el Sha de Irán (Reza) Pahlevi. Todo el mundo pensaba que tendría el mismo resultado, se equivocaron», agregó Asad.

Frente al recrudecimiento de la violencia, el jefe de los observadores de la ONU en Siria, el general Robert Mood, criticó a la comunidad internacional que sólo se junta a hablar en «hoteles de lujo» sin remediar al conflicto.

El general, que se vio obligado a suspender a mediados de junio las operaciones de las 300 personas que estaban bajo sus órdenes por la violencia, dijo hoy que se opone a la idea de armarlos, estimando que ello modificaría radicalmente las relaciones con la población.

El 30 de junio en Ginebra las grandes potencias, entre ellas Rusia, así como Turquía y los países árabes, habían hallado un acuerdo sobre los principios de una transición en Siria para luego divergir sobre su interpretación. Washington estimó que abría la vía para la era «post Asad», mientras que Moscú y Pekín reafirmaron que correspondía a los sirios determinar su futuro.

El jueves el presidente iraní Mahmud Ahmadinejad, otro aliado de Damasco, estimó que los sirios debían poder «decidir libremente su destino». El jefe de la diplomacia iraquí, Hoshyar Zebari, cuyo país se declaró neutral con respecto al régimen, descartó la idea de una salida a la crisis calcando el modelo yemení, en donde el jefe de Estado cedió el lugar a su vicepresidente a cambio de inmunidad, estimando que Asad no está muy a favor de dejar el poder.

A estas divisiones, persistentes desde el comienzo de la revuelta, se agregan las divergencias de la oposición, cuya reunión del lunes y martes en El Cairo terminó en un ambiente tenso.

En otro aspecto, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, llamó a las autoridades sirias a evitar cualquier escalada con Turquía, luego del incidente con el avión de combate turco derribado por las fuerzas sirias.

En tanto, el sitio WikiLeaks sorprendió hoy al anunciar la publicación progresiva de más de dos millones de correos electrónicos de personalidades políticas y responsables oficiales sirios, para el periodo que abarca de agosto de 2006 a marzo de 2012.

«El material es embarazoso para Siria pero también es embarazoso para los opositores externos de Siria», declaró el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, sin más precisiones.

Con información de AFP

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