«Somos madre con madre, somos hermanas del mismo dolor. Nuestro dolor nos une, por eso somos desde ahora hermanas de la misma causa y de la misma búsqueda», dijo Cristina Olivares a las integrantes de la Caravana que desde el 15 de octubre recorre varios estados del país.
Ella perdió a su hijo, Miguel Ángel, cuando un grupo armado lo secuestró en mayo de 2010. Desde entonces no sabe nada de él.
En su quinto día de travesía, las madres centroamericanas visitaron la Casa del Migrante San Nicolás Tolentino para mostrar las fotografías de sus hijos, con la esperanza de encontrar algún indicio de su ubicación.
Ahí las esperaba un grupo de mujeres que, respaldadas por la organización Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos (Cadhac), iniciaron desde hace tres años la búsqueda de sus familiares.
Algunas acusan al gobierno mexicano por desapariciones forzadas, otras señalan a la delincuencia organizada.
«Venimos porque supimos que ustedes iban a llegar y quisimos reunirnos con quienes son un ejemplo de experiencia y de lucha. A nosotras, esta brutal realidad nos cayó encima. Este año, 988 de nuestros familiares, amigos e hijos desaparecieron en Monterrey», dijo Olivares.
Ambos grupos exigieron al Estado mexicano aplicar estrategias de búsqueda efectivas.
En la reunión, las madres mexicanas regalaron a las mujeres provenientes de El Salvador, Honduras, Guatemala, entre otros países, pañuelos bordados con el nombre de sus hijos y una breve descripción de ellos.
La Caravana Liberando la Esperanza está conformada por unas 60 mujeres. Planean recorrer alrededor de 5,000 kilómetros en 19 días.
Hasta ahora no existe una cifra exacta de cuántos migrantes centroamericanos han desaparecido en su tránsito por México hacia Estados Unidos, pues depende de la denuncia de familiares y de que la autoridad considere que legalmente se puede considerar una desaparición.
Cada institución pública, organización y país tiene sus propias cifras, aunque algunas reportan hasta 70,000 desaparecidos.
Con información de CNN