Ciudad de México.- Sin el legado de Jorge Ibargüengoitia no podría ser explicada la evolución de la dramaturgia mexicana durante la segunda mitad del siglo XX, siendo un referente no sólo para directores y autores, sino para actores, maestros de arte dramático e incluso investigadores, quienes ven en su obra uno de los mejores ejemplos de “aspiración de modernidad”, característica de su época.
Jorge Ibargüengoitia nació el 22 de enero de 1928 en la ciudad de Guanajuato, Guanajuato, y murió en un accidente de aviación en Madrid, España, el 27 de noviembre de 1983.
Murió el 27 de noviembre de 1983 en un accidente aéreo cuando se dirigía al encuentro de escritores de Bogotá, se cuenta que llevaba consigo el borrador de una novela inédita.
Se cuenta que era un hombre de un humor muy especial, que a veces rayaba en lo oscuro e incluso en lo corrosivo, criticando sobre todo las estructuras sociales que favorecían a unos y que marginaban a otros, ya fuera por su género o ideologías.
Quizá por ello, Ibargüengoitia se empeñó por retratar en sus obra a un prototipo de mujer mexicana independiente y descontextualizada del rígido modelo moral de los años cuarenta y cincuenta, época cuando los clichés culturales idealizaban a la ama de casa con mandil, eterna habitante de la cocina y cuya principal aspiración, de acuerdo a la publicidad, las películas y la radio, era contar con los nuevos aparatos electrodomésticos para consentir, dentro de la visión pequeño burguesa, al marido y a los hijos.
En la obra El tesoro perdido, que se desarrolla en un burdel de Pekín que, por sus características, se antoja un tanto mexicanizado (a momentos pareciera que se desarrollara en Tepito), la protagonista, Tou-wei, es una joven prostituta que apuesta todo por modificar su destino.
Para la historia de Clotilde en su casa, el dramaturgo centra su mirada en una mujer huérfana, casada con un seudo intelectual, que vive con sus tías, un par de señoritas quedadas. En la obra, Ibargüengoitia muestra otro perfil de la naturaleza humana cuestionando al matrimonio como institución. Clotilde desea la satisfacción sexual con un jovencito de 20 años, sin que esto signifique perder a su marido.
En opinión de los críticos, las mujeres de las obras de este dramaturgo representan un parteaguas que permitió el desarrollo de personajes femeninos más complejos dentro del teatro mexicano, cambiando la visión de la mujer vacía, satélite del esposo, por el de la mujer que trata de trascender su destino, aspecto quizá inspirado por la propia biografía de Ibargüengoitia, quien creció con su madre, después de que enviudara, así como con sus tías, todas mujeres independientes.
En el texto de La lucha con el ángel, Carmen es una joven moderna que se gana la vida como empleada de la empresa Sanborns, no sabe nada de quehaceres domésticos y sin embargo comparte un departamento con su prometido, quien también es su compañero de trabajo. Un buen día se reencuentra con el novio, un mojigato aspirante a seminarista al que abandonó por su actitud ambigua.
Para la obra El atentado, Ibargüengoitia convierte a una abadesa en la autora intelectual del asesinato del general Borges, capítulo inspirado en el atentado contra Álvaro Obregón.
Estudió la carrera de Ingeniería en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM, 1928–1945). En 1951, ingresó a la carrera de Arte Dramático en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (1951-1954).
Fue compañero de generación de Emilio Carballido, Sergio Magaña, Luisa Josefina Hernández y Héctor Mendoza. En 1954, fue alumno de Rodolfo Usigli en el curso de Teoría y composición dramática, donde presentó su obra Susana y los jóvenes, estrenada en la sala Ródano durante la temporada de la Unión Nacional de Autores.
En 1957 obtuvo la Maestría de Arte Dramático por parte de la Facultad de Filosofía y Letras y continuó experimentado con la composición estructural de los lenguajes escénicos.
Fue becario del Centro Mexicano de Escritores (1954-1955, 1956-1957), de la Fundación Rockefeller (1955), de la Fairfield (1965) y de la Guggenheim (1969-1970). Profesor de Teoría y composición dramáticas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (1955-1956) y de Lengua y literaturas españolas en el Monterey Institute for Foreign Studies (1963), en la Universidad de las Américas (1965-1966) y en la de California (1968).
Jorge Ibargüengoitia escribió 16 piezas de teatro, entre las que destacan: Susana y los jóvenes (Dir. Luis G. Basurto, 1954); Clotilde en su casa (Dir. Álvaro Custodio, 1955); La lucha con el ángel, una mención especial en Buenos Aires en 1956; El loco amor viene, primer premio en el Concurso de Creación de Obras Teatrales convocado por el Ateneo Español de México.
En 1962 escribió su última obra de teatro El atentado, farsa histórica que recibió el Premio Casa de las Américas (1963).
En la cultura contemporánea se le recuerda como uno de los pocos dramaturgos que se atrevieron a mostrar a una mujer abierta sexualmente, independiente e incluso opuesta a las ideas políticamente correctas de su época. Éste creador construyó todo un universo en el que la mujer concilia las contradicciones de su época a través de la rebelión y con ello se convirtió también en un referente para muchas causas a favor de la igualdad de los derechos sociales y de género.
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