Bolivia.- Seis papagayos fueron transportados desde Londres para intentar salvar a su propia especie de vistosas aves nativas de la región amazónica de Bolivia, en donde están a punto de extinguirse a causa de la caza indiscriminada de la que fueron objeto en décadas pasadas, entre otras razones.
Las aves, conocidas como “Paraba Barba Azul”, de vistoso plumaje azul turquesa y pecho amarillo intenso, llegaron de Londres y se encuentran desde la semana pasada en un centro de conservación muy cerca de su hábitat natural en la provincia de Beni, 380 kilómetros al noreste de La Paz, informo la Fundación Noel Kempff, una de las promotoras de la repatriación.
«No está definido si serán utilizadas como reproductores o si serán liberadas. Dependerá del número de ejemplares y características de otras parabas que se pueda repatriar. De todas maneras están en excelentes condiciones para ambos objetivos», explicó la directora de esa fundación, Lorena Kempff.
Estas aves fueron durante muchos años capturadas para ser mantenidas como mascotas y en la actualidad se cree que no hay más de 130 de estos papagayos en estado silvestre, de acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, la cual lista a estas aves que se encuentran severamente amenazadas.
«Miles de estas aves fueron sacadas de la selva en los 70 y los 80», dijo Alison Hales, directora del zoológico Paradise Park en Hayle, un pueblo en el distrito inglés de Cornwall, en donde fueron criadas las seis aves. «Hay miles de ellas en cautiverio, mientras que en su hábitat natural queda unos cuantos cientos».
Las parabas azules traídas desde Europa tienen entre uno y cinco años de edad, nacieron en cautiverio en el Paradise Park del suroccidente de Inglaterra que donó las aves a Bolivia con fines de conservación de la especie. El gobierno boliviano, World Parrot Trust y organizaciones ambientalistas llevaron adelante el proyecto.
De las 17 especies de guacamayos que habitan en el continente, la paraba azul es oriunda de los Llanos de Moxos, el humedal más grande del mundo, cuyo tamaño es similar al territorio de Holanda y Bélgica juntas.
Se trata de una sabana tropical en las orillas de la cuenca amazónica, surcada por tres grandes ríos que forman el Madera, principal afluente meridional del río Amazonas. En su hábitat sobrevive una pequeña población de parabas en estado silvestre de entre 73 y 87 individuos adultos, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Debido a su belleza esa especie fue traficada indiscriminadamente pero también ha sido golpeadas por la pérdida progresiva de su hábitat por al avance de la frontera agrícola y ganadera.
Las aves tienen una sola pareja de por vida. Incuban de 1 a 3 huevos durante 28 días al año y sólo «la mitad de las parejas que empiezan un nido logran hacer que vuele al menos un pichón», según la UICN. Se alimentan de frutos de las palmeras.
Las seis aves repatriadas pasaron por una cuarentena de 60 días en Inglaterra, fueron tratadas de parásitos y llegaron vía aérea en contenedores hasta Santa Cruz. En el viaje por tierra hasta su hogar final estuvieron en ambientes aclimatados cuya temperatura era monitoreada cada hora. «Mostraron un comportamiento adecuado durante el viaje», dijo Kempff.
Se estima que anualmente unas 7 mil 500 aves silvestres de diferentes especies se comercian de manera ilegal en Bolivia; la mayoría sale por Perú y Brasil, pero la cifra representa un 20 por ciento de lo que realmente se trafica en el país, según el especialista Mauricio Herrera.
«El Programa de Conservación de la Paraba Barba Azul (Ara glaucogularis), con el establecimiento de un centro de reproducción, contará con el apoyo de expertos internacionales que vienen trabajando en programas exitosos de reintroducción y liberación de especies silvestres», dijo en un informe la Fundación Noel Kempff.
«Las aves que nacen en cautiverio son criadas con participación directa del hombre, o de manera natural, es decir por sus propios padres, aspecto que determinará comportamientos de la especie que junto a otros factores pueden crear condiciones favorables para el retorno a su hábitat natural», dijo la directora de la organización.
Con información de AP
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