El 28 de abril de 2003, Apple abrió las puertas virtuales de la iTunes Store. Desde entonces, la música —y en realidad todos los medios digitales— no ha sigo igual.
De un día para otro la industria de la música, que entonces estaba aterrada por la piratería en línea, tuvo un lugar legítimo, donde ganaba dinero con la venta de contenido digital. La gente ya no tenía que ir a la tienda de discos del vecindario (¿las recuerdan?) para comprar ese nuevo álbum de Norah Jones o de Luis Miguel. Cada canción cuesta aproximadamente un dólar, una ganga en comparación con un CD de 18 dólares. De inmediato los iPod, completamente compatibles con iTunes y con sus característicos audífonos blancos, se volvieron un accesorio móvil obligado.
No todo el mundo estaba encantado. Las disqueras se quejaron de que el director ejecutivo de Apple, Steve Jobs, los estaba presionando con los precios de las canciones. Algunos músicos reclamaron que no obtenían suficientes regalías de las ventas de música digital.
Sin embargo, para 2010 iTunes ya era el mayor vendedor minorista de música en el mundo. Actualmente, tiene 435 millones de usuarios registrados en 119 países y recientemente vendió su canción número 25 millones, que descargó un hombre en Alemania. Ahora, iTunes vende mucho más que música; sus clientes también pueden descargar películas, programas de televisión, juegos, libros, podcasts y más.
En los últimos meses, el coloso de las ventas musicales ha dado indicios de debilidad: las cifras recientes muestran que su crecimiento podría estar perdiendo impulso. Los servicios como Pandora, Spotify, Rdio y otros, que permiten a los usuarios reproducir en línea las canciones sin costo o por una modesta cuota mensual, están sustituyendo a Apple entre gran parte del público joven.
Sin embargo, su llegada hace 10 años representó un mar de cambios para cualquiera que hace, distribuye o disfruta la música.
Estas son algunas formas en las que iTunes cambió a la música y a nosotros:
Celebra a la canción, no al álbum
Gracias a iTunes, de repente no tenías que comprar ese disco de Chumbawamba para conseguir Tubthumping (la canción que dice “I get knocked down”). Podías elegir qué canciones querías en vez de pagar extra por los temas de relleno de un álbum o —Dios no lo quiera— por un ‘sencillo’ en CD.
Y ciertamente, las ventas de las canciones superan por mucho las de los álbumes completos en iTunes. Una de las desventajas de esto es que los artistas tienen menos incentivos para hacer álbumes temáticos. Es difícil imaginar el impacto que habría tenido Sgt. Pepper u OK Computer en la era de iTunes.
Premió por la impaciencia
Así es como solía funcionar:
- Escuchabas una canción en la radio.
- Tenías qué descubrir cuál era (y eso era un reto antes de que existiera Shazam).
- Ibas al centro comercial.
- Buscabas el disco y lo comprabas, si lo tenían.
- Llegabas al automóvil o a casa y ponías el disco en tu reproductor o tornamesa.
- Finalmente, podías escucharlo. (Y generalmente lo escuchabas completo la primera vez.)
Ahora: escuchas la canción, descargas la canción. Satisfacción instantánea.
Internet ha facilitado la accesibilidad del conocimiento para casi cualquier persona que tenga una computadora. iTunes ha hecho lo mismo con la música. Según Apple, la tienda ya tiene más de 26 millones de canciones, muchas de las cuales no son historias acerca de las relaciones pasadas de Taylor Swift.
Ahora, ya se trate de música gamelán de Java o de canciones navideñas del siglo XIII, toda está al alcance de tus dedos y puedes probarla de inmediato. Chicos, no tienen excusa.
Adiós a las listas de amor
Esos regalos audibles hechos con amor, llenos de melodías supergeniales especialmente seleccionadas para impresionar a tu interés romántico o tu amigo hipster. Era muy divertido hacerlas, aunque no era tan divertido recibirlas.
¿Calidad de sonido? Pues, es suficientemente buena
A lo largo de la historia de la música grabada, siempre se había buscado mejorar la calidad del sonido. Conforme la música evolucionó de los ásperos cilindros a los discos de 78 revoluciones y de ahí a los CD, generalmente había una diferencia respectiva en cuanto a la excelencia del audio.
Sin embargo, los formatos digitales que se pueden obtener en iTunes comprimen los archivos de audio para que sean más fáciles de descargar y tienen menos calidad que los CD. ¿Y sabes qué? A nadie le importa, fuera de los entusiastas de la alta fidelidad.
La iTunes Store y sus hermanos digitales le abrieron camino a la cultura de lo “suficientemente bueno”. ¿Esas fotos tomadas con un smartphone? No son tan buenas como las de una cámara, pero son lo suficientemente buenas. ¿Esa netbook? No es tan poderosa como una laptop, pero es lo suficientemente buena.
La comodidad gana casi siempre. Como escribió Robert Capps, de la revista Wired, “el tener las cosas aquí y ahora ya es más importante que el que sean perfectas”.
Acabó con las portadas de los álbumes
Esta semana murió Storm Thorgerson. Probablemente no lo conocías, pero sí a su trabajo. Thorgerson fue el artista gráfico que diseñó las portadas de álbumes de Pink Floyd, Led Zeppelin y 10cc, entre muchos otros. Puedes haber visto las portadas miniatura de Thorgerson en iTunes, del tamaño de un thumbnail promedio.
En el mundo de iTunes, lo importante es la canción. En efecto, iTunes ofrece folletos, imágenes, videos y películas, pero no puedes enmarcarlos y colgarlos en la pared del dormitorio de la universidad o usarlos para esparcir… accesorios de estudio.
Hizo que las aplicaciones se pusieran de moda
En julio de 2008 llegó la App Store, una tienda especializada dentro de la gran tienda departamental iTunes Store, con la icónica campaña de Apple: “Hay una aplicación para eso”.
Pronto, todos los ‘early adopters’ (esas personas que no pueden vivir con el mismo teléfono durante un año completo y que necesitan descargar al menos una aplicación semanalmente) blandían su iPhone, presumiendo todas las aplicaciones que habían cargado y arrojando aves virtuales contra cerdos.
La iPad sólo aceleró esta tendencia. En enero, Apple anunció que se habían descargado más de 40 mil millones de aplicaciones de su tienda en línea.
«All Together Now»
Han sido pocos los artistas que se han rehusado a vender su música en iTunes. Sin embargo, un grupo en particular permaneció inamovible ante la transición a las descargas digitales: los Beatles. A causa de las disputas legales y a las inquietudes por el sonido, durante más de siete años, el Cuarteto de Liverpool (y sus muchos representantes) se resistió a los llamados a transferir su preciado catálogo a iTunes, lo que dejó a los aficionados de la música varados con sus anticuados CD, LP y cintas de carrete abierto.
Eso cambió finalmente en 2010, cuando la Apple Corps de los Beatles se unió al principal proyecto de distribución musical de Apple. (Sí, el nombre fue parte del problema.) Desde entonces, se unieron en beneficio mutuo. Durante la primera semana de disponibilidad, iTunes vendió 450 mil álbumes y más de dos millones de canciones de los Beatles.
“¡Maldito seas, iTunes!”
A pesar de los millones de usuarios, iTunes tiene sus críticos. Se ha vuelto uno de los programas más impopulares que Apple ofrece. Su descarga es lenta, usa mucha memoria y al parecer le gusta actualizarse todos los días. “¿Por qué alguien no se lleva a iTunes a la parte de atrás y le dispara?”, preguntó Farhad Manjoo, del sitio Slate en un artículo que publicó cuando se presentó iTunes 11. “Cada nueva actualización absorbe más de tu computadora”.
Los aficionados de Apple esperan emocionados por la mayoría de los productos de Apple. Pero no tanto en el caso de iTunes.
Además, está este detalle: legalmente, no eres dueño de las canciones que descargas en iTunes: simplemente posees el derecho de reproducirlas en tus dispositivos. Así que podría ser buena idea conservar esos viejos LP y CD, e incluir tus contraseñas en tu testamento.
Con información de CNN