Durante las últimas décadas del siglo XX, México experimentó una creciente urbanización, y como efecto de este fenómeno, el porcentaje de mujeres rurales disminuyó sensiblemente. En 1970, la proporción de mujeres rurales era de 40.3 por ciento, la cual disminuyó a 22.9 por ciento para el año 2010, dio a conocer el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) 2014, en México residen 14 millones de mujeres en localidades menores de 2 mil 500 habitantes, más o menos la cuarta parte de la población femenina del país (22.8 por ciento), lo que corresponde a 11.8 por ciento de la población total del país en 2014.
A nivel nacional, la población rural femenina se concentra en un número reducido de entidades federativas. En 2014, una de cada tres mujeres rurales reside en Veracruz, Chiapas, Oaxaca o México.
En el interior de las entidades, la mayor proporción de mujeres rurales se presenta en Oaxaca, donde 52.3% de las mujeres viven en localidades de menos de dos mil 500 habitantes. En Chiapas y Oaxaca, cinco de cada 10 mujeres habitan en localidades rurales; en Hidalgo, Tabasco, Guerrero y Zacatecas, la proporción es de cuatro de cada 10 mujeres.
Las entidades con menor proporción de mujeres rurales son Colima, con un 10.6 por ciento; Coahuila, 9.5 por ciento; Baja California, con 7.3 por ciento; Nuevo León, 5.0 por ciento; y el Distrito Federal, con 0.4 por ciento.
En el tema de educación en el ámbito rural, 15 de cada 100 mujeres de 15 y más años no tienen instrucción, 39 por ciento tiene estudios de primaria, 28.9 por ciento cuenta con estudios de secundaria, 11 de cada 100 tienen estudios de nivel medio superior y solo 4.2 por ciento tiene estudios superiores.
De los 12.3 millones de mujeres de tres y más años residentes en localidades rurales, 2.2 millones hablan alguna lengua indígena, es decir, 17.7 por ciento de este grupo. Las lenguas indígenas más habladas por la población femenina rural en el país son el náhuatl, 24.0 por ciento; el tzeltal (tseltal) 8.2 por ciento; mixteco 8.0 por ciento; tzotzil (tsotsil) 7.8 por ciento; maya 6.1 por ciento; zapoteco 4.4 por ciento; otomí 4.2 por ciento y chol (ch´ol), 4.1 por ciento.
De acuerdo con los registros administrativos de estadísticas vitales, en el año 2012 se contabilizaron 39 mil 892 defunciones femeninas ocurridas en localidades rurales, cifra equivalente a 15.5 por ciento del total de muertes femeninas en el país.
De estos fallecimientos, 8.5 por ciento ocurrieron en mujeres menores de 30 años de edad; 16.1 por ciento en mujeres de 30 a 59 años y 75.4 por ciento en mujeres de 60 años y más, y 28.0 por ciento se presentaron en las mujeres de 85 y más años.
Entre las principales causas de muerte entre la población femenina se ubican las enfermedades del sistema circulatorio como las más frecuentes, tanto para el área urbana (26.2 por ciento) como en la rural (29.4 por ciento), particularmente las enfermedades isquémicas del corazón (12.2 por ciento en áreas urbanas y 14.0 por ciento en áreas rurales) y cerebro vasculares (6.2 por ciento en áreas urbanas y 6.3 por ciento en áreas rurales); las enfermedades endócrinas, nutricionales y metabólicas son la segunda causa de muerte más frecuente en la población femenina (19.8 por ciento en áreas urbanas y 19.2% en las rurales).
De acuerdo con datos de la ENOE al segundo trimestre de 2014, en las localidades rurales se concentra aproximadamente la quinta parte del total de la población económicamente activa del país (20.3 por cienot); esta proporción equivale a más de 10.6 millones de personas, de las cuales más de 3 millones son mujeres de 14 años o más. La población ocupada femenina en el ámbito rural alcanzó 94.5 por ciento del total de la PEA, mientras que 3.0 por ciento buscó incorporarse a alguna actividad económica (tasa de desocupación).
En lo que corresponde al sector de actividad, 64.6 por ciento se ocupa en el sector servicios, 26.2 por ciento en el comercio, 10.2 por ciento en servicios de restaurantes y servicios de alojamiento y 28.2 por ciento en otros servicios. Sobresale que 17.1 por ciento de las mujeres rurales se ocupan en actividades de agricultura, ganadería, silvicultura, caza y pesca.
Seis de cada 10 mujeres rurales (62.1 por ciento) se encuentran en situación de pobreza, más de 3 millones son pobres extremas y 5.5 millones son pobres moderadas.
De las mujeres rurales ocupadas, 32.7 por ciento trabajan por cuenta propia y 16.3 por ciento son trabajadoras que no reciben remuneración por su trabajo. Prácticamente una de cada dos mujeres ocupadas (49.1 por ciento) son subordinadas y remuneradas. El 64.6 por ciento de estas mismas trabajadoras no cuenta con la prestación de servicios de salud; más de la mitad (54.3 por ciento) no cuenta con prestaciones; y 45.2 por cineto cuenta con prestaciones sin considerar acceso a los servicios de salud.
El Día Internacional de las Mujeres Rurales, a celebrarse cada 15 de octubre, tiene su origen en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, coordinada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) y celebrada en Pekín, China, en septiembre de 1995, y surge como resultado del planteamiento de diversas organizaciones no gubernamentales, entre ellas, la Federación Internacional de Productores Agrícolas (IFAP), la Red de Asociaciones de Mujeres Campesinas Africanas (NARWA) y la Fundación de la Cumbre Mundial de Mujeres (WWSF).
El propósito de la conmemoración es destacar la importancia de la función que desempeñan las mujeres que habitan en localidades rurales, según los diversos roles que asumen: como madres de familia, campesinas y empresarias que contribuyen al bienestar de sus familias y al desarrollo de la economía de su localidad, destacando su participación en la producción de alimentos. De ahí que esta celebración se realice un día antes del “Día Mundial de la Alimentación”.