Serbia convocó el miércoles al embajador de Albania para protestar por el sobrevuelo de una bandera en un partido de fútbol internacional, que generó una disputa entre los jugadores sobre la cancha, asestando un revés a las esperanzas de normalización de los vínculos entre los vecinos balcánicos.
El partido del martes entre Serbia y Albania, válido para la clasificación para la Eurocopa 2016 y al que no pudieron acudir hinchas albaneses por la tensión entre ambos países, fue suspendido cuando un artefacto volador a control remoto paseó sobre el campo una bandera de la «Gran Albania».
La llamada «Gran Albania» es reclamada por nacionalistas albaneses y comprende Albania, Kosovo y partes de Serbia, Montenegro, Macedonia y Grecia.
El incidente acentuó el intercambiando de acusaciones de xenofobia y extremismo, que parecían poner en riesgo la visita del primer ministro albanés, Edi Rama, a Belgrado prevista para la próxima semana y que pretendía marcar un nuevo capítulo en su agitada historia.
Las hostiles relaciones entre Serbia y Albania alcanzaron su punto más bajo durante una guerra en la ex provincia serbia de Kosovo a finales de los 90, cuando la OTAN, preocupada por una «limpieza étnica» de albaneses, realizó ataques aéreos contra las fuerzas serbias.
Kosovo declaró su independencia en el 2008, pero Belgrado se niega a reconocerla, argumentando que el territorio, que tiene una mayoría de población albanesa, es el corazón de la nación serbia.
El ministro de Relaciones Exteriores serbio culpó al hermano del primer ministro albanés por la escena del drone, con algunos medios informando que Olsi Rama fue arrestado en el palco del estadio de Belgrado con el control remoto en sus manos. Olsi lo negó y el miércoles un grupo de hinchas albaneses aseguró estar detrás del incidente.
«Está claro que vinieron con la intención obvia de provocar al anfitrión», dijo el primer ministro serbio, Aleksandar Vucic, a la prensa. En el diario Vecernje Novosti aseguró que «extremistas albaneses» quieren hacer parecer a Serbia como un país intolerante.
Belgrado convocó al embajador albanés, Ilir Bocka, para protestar por el incidente.
Por su parte, el ministro de Relaciones exteriores albanés, Ditmir Bushati, culpó se la tensión a Serbia en una rueda de prensa: «La hospitalidad, ese bien sagrado de los pueblos balcánicos, fue pisoteada como nunca antes, en una atmósfera antideportiva y xenófoba», denunció.