468 kilómetros por hora, una cifra terrorífica que ni siquiera un formula 1 puede alcanzar, así que imagínate lo increíble que debe de ser superarla a manos de un vehículo eléctrico.
Se trata de un viejo conocido, el Buckeye Bullet 2, una especie de avión sin alas que en el 2009 ya batió un récord de velocidad gracias al motor de hidrógeno que montaba, pero que hoy vuelve a ser protagonista gracias a su nueva versión basada en baterías. La construcción ha sido posible a Venturi, encargado de incluir las baterías de iones de lítio de A123 Systems, quién además parece que anda trasteando un prototipo que llegaría al mercado en el 2011. Sólo esperamos que al menos venga con limitador de velocidad incluido, de lo contrario ir de compras podría suponer toda una aventura.