“Durante 40 días nos enfrentaremos a emociones incómodas, al agobio del miedo, y parecerá que las cosas no mejoran, pero existe una verdad incuestionable: todas la situaciones pasan, y la COVID-19 también lo hará, como ha ocurrido con otras pandemias o circunstancias difíciles por las que ha atravesado el país. La clave es afrontar el problema con una mentalidad positiva”, sentenció Ricardo Trujillo Correa, académico de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.
Las emociones negativas pueden mezclarse en quienes transitan por un aislamiento, pero la cuarentena también puede ser una oportunidad para reflexionar sobre lo que se quiere como sociedad. “Se debe tener en cuenta que el pánico disminuye si nos mantenemos informados, si prevenimos y creamos un criterio de congruencia para mantener una buena salud mental”, dijo.
La pandemia de COVID-19 ha llevado a varios países a entrar en cuarentena; debido a la rápida propagación, se exhortó a la gente a sumarse para disminuir la curva de contagios. En consecuencia, emociones como frustración, enojo, miedo y paranoia son experimentadas entre quienes deben cumplir con un aislamiento, sea obligatorio o por decisión propia.
«En una multitud, la emocionalidad se contagia y los individuos se guían por criterios de imágenes y no por la racionalidad; eso precisamente es lo que sucede actualmente con las compras de pánico. El miedo a la enfermedad puede ser peor que la enfermedad misma”, resaltó.
De acuerdo con el experto, al miedo se le da una connotación negativa, como algo que debe evitarse, pero en realidad es un mecanismo de defensa y de supervivencia.
Para evitar el pánico, detalló Trujillo Correa, los medios de comunicación deben ser responsables con la información que divulgan para que no se salga de control y evitar que el ‘virus del miedo’ acentúe la situación o provoque alguna tragedia.
Contribuir de la mejor manera
“El ser humano es conservador, no le gusta cambiar su rutina ni estilo de vida al que está acostumbrado; en este contexto, hay personas que no pueden vivir dentro de un espacio, porque además hemos creado una cultura del tránsito”, enfatizó.
Ante este panorama y para vivir el aislamiento de la mejor manera, se debe ser consciente de que el malestar aparece cuando se modifica lo que nos es conocido.
“No hay que verlo como algo negativo, sino como una oportunidad de adaptación; es indispensable tener claro el motivo por el que está cambiando la rutina”, aconsejó
Las personas deben tener un acuerdo en común, verbalizar sus malestares para que la convivencia sea más llevadera; es necesario contemplar la situación como una oportunidad para reflexionar y replantear lo que se quiere en la sociedad, concluyó. BP