Roma.- Los sistemas alimentarios del futuro deben proporcionar alimentos saludables y de calidad para todos, preservando al mismo tiempo el medio ambiente, aseguró José Graziano da Silva, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En su intervención en el simposio internacional El futuro de la alimentación, el director de la FAO pidió una transformación de los sistemas alimentarios para mejorar las dietas de la población.
Dicho encuentro reúne a académicos, investigadores, responsables de la formulación de políticas, representantes de la sociedad civil y del sector privado, parlamentarios y organismos gubernamentales.
“Tenemos que cambiar nuestro enfoque y pasar de producir más alimentos a producir más alimentos saludables”.
Alimentos saludables para evitar obesidad
De hecho, el hambre ha dejado de ser el único gran problema nutricional al que se enfrenta la humanidad. Actualmente, más de 2 mil millones de adultos mayores de 18 tienen sobrepeso, y más de 670 millones de ellos son obesos.
Además, el aumento de la prevalencia de la obesidad entre 2000 y 2016 ha sido más rápido que el del sobrepeso en todos los grupos de edad. También, casi 2 mil millones de personas padecen carencias de micronutrientes.
Las proyecciones estiman que el número de personas obesas en el mundo pronto superará al número de personas que pasan hambre, que hoy en día asciende a unos 820 millones.
Existen diversos factores subyacentes que provocan la pandemia mundial de la obesidad y la carencia de micronutrientes, como la rápida urbanización.
Una de las principales causas es el consumo elevado de alimentos ultraprocesados, basados fundamentalmente en ingredientes artificiales. Contienen niveles elevados de grasas saturadas, azúcares refinados, sal y aditivos químicos.
Mejorar la dieta de la población
El Director General de la FAO propuso cuatro medidas que podrían mejorar la dieta de la población.
En primer lugar, los países deberían establecer políticas y leyes públicas con incentivos adecuados que protejan las dietas saludables y animen al sector privado a producir alimentos más saludables.
Algunos ejemplos incluyen impuestos a los productos alimenticios poco saludables; etiquetas de los alimentos más fáciles de entender y completas; y las restricciones a la publicidad de los alimentos, en especial para los niños.
En segundo lugar, los gobiernos deberían promover el consumo de alimentos locales y frescos creando circuitos locales de producción y consumo de alimentos. Esto supone mejorar el acceso a los alimentos locales y frescos y su promoción.
En tercer lugar, los acuerdos comerciales internacionales deben estar diseñados para influir en los sistemas alimentarios de forma positiva, ya que los alimentos ultraprocesados suelen tener una mejor aceptación en el comercio internacional.
“Desafortunadamente, no todos los alimentos que se consideran inocuos son saludables. El comercio debe facilitar que los alimentos saludables lleguen a la mesa”.
En cuarto lugar, la transformación de los sistemas alimentarios empieza con suelos sanos, semillas sanas y prácticas agrícolas sostenibles, lo que hace necesario replantear todo el sistema alimentario. BP