Las lágrimas del español Fernando Alonso (Ferrari) en el podio del Gran Premio de Europa, en Valencia, constataron que la victoria en esta carrera ha sido probablemente la más sentida de las 29 que ha conseguido en la Fórmula Uno por diferentes motivos.
Una vez en lo más alto del podio Alonso rompió a llorar en Valencia como nunca antes se le había visto, fruto de un cúmulo de circunstancias que iban más allá de un buen resultado deportivo conseguido en unas condiciones poco habituales.
Muy pocos podían pensar que el doble campeón del Mundo asturiano podría acceder a lo más alto del podio de la carrera en el circuito urbano de Valencia tras partir desde la undécima posición de la parrilla.
Además, en la primera y segunda posición de salida estaban el alemán Sebastian Vettel (Red Bull) y el británico Lewis Hamilton, dos de sus principales rivales en la lucha por el Mundial y con serias opciones de distanciarse del español en la clasificación de pilotos al contar con dos coches más rápidos en una situación privilegiada.
Sin embargo, la genial actuación del piloto español y las circunstancias de carrera, con los abandonos de Vettel y Hamilton, dejaron a Alonso como líder destacado del Mundial ante la cita de dentro de dos semanas en Inglaterra.
Pero al margen de la emoción por la gesta conseguida al remontar diez posiciones en carrera, otro motivo para que Alonso diera rienda suelta a sus emociones en el podio fue el hecho de correr en casa y de lograr la victoria ante los suyos, con una afición entregada.
Hasta el domingo pasado, Alonso sólo había subido a lo más alto del podio de una carrera en España en una ocasión, en Montmeló, en el Gran Premio de España de 2006, año en el que fue campeón del Mundo por segunda ocasión.
El propio Alonso reconoció que su emocionada celebración obedecía a un compendio de circunstancias que superaba lo estrictamente deportivo y personal, ya que su triunfo llegaba en un momento en el que España está pasando por un momento económico complicado y que la gente que se había desplazado había hecho un esfuerzo extraordinario por estar ahí, junto a él.
En ese sentido, Alonso también enmarcaba sus lágrimas en un nuevo éxito de un deportista español y recordó los triunfos de los últimos años de la selección española de fútbol y del tenista Rafael Nadal, entre otros. Además, Alonso tiene un marcado sentimiento patrio del que frecuentemente hace gala y que en esta ocasión sacó a relucir de nuevo.
En el aspecto técnico, la victoria hizo olvidar las dificultades que el F2012 tuvo en la sesión de clasificación del sábado a pesar de que en Valencia se esperaba mantener la línea continuista de progreso en el rendimiento del monoplaza experimentada en las últimas carreras. Sin embargo, Ferrari sólo pudo situar a sus monoplazas el sábado en los puestos 11 y 13 en la parrilla de salida.
Pero incluso en el momento de una emoción desbordada ante una victoria épica, Alonso tuvo palabras frías y razonadas para advertir que el resultado no podía ocultar que el coche no está donde debe para poder competir de tú a tú con Red Bull, McLaren o Lotus.
Así, en ese sentido, Alonso reconocía que con este triunfo se demuestra que tanto él como Ferrari nunca se rinden, pero a la vez recordó que del mismo modo que se ganó se podía haber quedado en el sexto puesto porque hay coches más rápidos que el suyo y que era necesario trabajar «día y noche» para enjugar la distancia con los rivales.
Ahora, el Mundial afrontará tres carreras en el mes de julio en Silverstone (Inglaterra), Hockenheim (Alemania) y Hungaroring (Hungría), una sucesión de grandes premios que el propio Alonso advirtió, antes de la carrera de Valencia, que pueden tener gran influencia en la lucha por el título.
César Toldrá
El piloto español de Ferrari, Fernando Alonso, celebra en el podio su victoria en el Gran Premio de Europa de Fórmula Uno en el circuito urbano de Valencia. EFE