Andrés todopoderoso

Andrés todopoderoso
Por: Carlos Aguirre

El jueves 15 de este mes de agosto, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, entregará a Claudia Sheinbaum la constancia de mayoría y la declarará presidenta electa de México.

Los fuertes reclamos señalando las anomalías y violaciones a la ley electoral y a la constitución que antes y durante el proceso cometió quien resultará declarada oficialmente vencedora y sus seguidores, resultaron tibios para el órgano y el árbitro electoral y no determinantes en el resultado de la contienda.

Quien más faltó a la ley fue quién “protestó” guardarla, empezando por la constitución general de la república, y luego, las leyes que de ella emanan…incluida la electoral. Ignorar la ley una y otra vez, incluso al grado de la burla y la ironía, acusando a los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación como traidores a la patria, viles delincuentes que encabezan un grupo cuya misión principal pareciera ser dejar libres a quienes son responsables del saqueo que tiene a los pobres de este país sumidos en la desgracia, haciendo ver a los por él señalados como delincuentes, como unos verdaderos desgraciados y únicos responsables de todo lo malo que sucede en este México nuestro.

Durante los 18 años en que estuvo en campaña, con solo $200.00 en el bolsillo, su discurso fue el de culpar de ladrones a la clase gobernante, señalarlos de corruptos y abusadores del pueblo. En las dos anteriores elecciones en que participó como candidato presidencial, acusó fraude electoral e intromisión gubernamental en el proceso y lo sigue señalando, sin presentar prueba alguna y cuando lo hizo, las evidencias llevadas en “diablitos para cargarlas”, resultaron cajas vacías.

24 años han pasado desde que este grupo encabezado por López Obrador, se convirtió en parte importante, después protagonista principal de la política mexicana y luego de Latinoamérica. La meta trazada: EL PODER. Para ello, era importante tener la presidencia de la república.

La presidencia se logró en 2018, la lucha nunca fue fácil y se tuvo que presionar para modificar la ley y que se permitiera poco a poco a la oposición, tener presencia formal en los espacios políticos, mediante la construcción de un sistema legal que cada vez tendía a ser más democrático. Así, con la gran oportunidad de las diputaciones y senadurías de representación proporcional, conocidas como plurinominales, a las que se tiene acceso perdiendo, con el válido argumento de que las minorías debían tener voz y ser escuchadas.

Ahora, en el ocaso de su sexenio, que no de su poder, López Obrador manda que se modifique la constitución y algunas leyes en consecuencia. Desaparecer a los órganos autónomos, entre ellos al de transparencia, al de telecomunicaciones, al electoral y al tribunal en la materia. Manda a sus diputados y senadores a que acaben con la poca autonomía que tiene el Poder Judicial Federal, a cuyos integrantes acusa de ser el brazo juzgador de esa tan señalada mafia del poder. La voz de la oposición ya no es necesario ser escuchada, es más ahora suena estridente. Ya tuvieron su oportunidad durante los 80 años que gobernaron -parece decir- y ahora les toca a ellos.

No es difícil entender este juego del presidente, hay que verlo con el descaro de sus acciones, desde la lógica de que el poder es para ejercerlo y que la presidencia de la república no basta, hacen falta los otros dos poderes y que nadie estorbe en el camino. Para ello hay que desaparecer todo lo que pueda interferir, no importa que tanta autonomía o reconocimiento social tenga el instituto u organismo que haya que borrar del mapa.

De modo que, nada debe sorprendernos, las señales fueron claras. Cuando no ganó, se proclamó presidente legítimo y llamó espurio al verdadero, tomando las calles del Paseo de la Reforma, en un plantón en el que casi nunca estuvo, salvo que fuera necesaria la foto. Buscó con ello el reconocimiento internacional y popular, no logró ni uno ni otro, pero dicen que lo que si logró fueron muchos millones de pesos que le sirvieron para continuar la lucha y poder guardar los $200.00 en la billetera que seguro ya no era la misma, pero tal vez el billete sí.

Después, cuando vio la posibilidad real de ganar la presidencia de la república en 2018, primero amenazó con liberar al tigre y se preocupó por que quienes afines a él, llegaran al Congreso de la Unión, no se opusieran a nada, de modo que buscó a algunos incondicionales, ambiciosos de poder y se los dio, a cambio de que lideraran lo que él quería y ordenara. El resto, fue escogido al azahar, en tómbolas, de modo que, resultara quien resultara sorteado, lo único que necesitaba López era que no se opusieran a nada a cambio de un jugoso y nunca imaginado sueldo, más lo que se acumulara en comisiones y negocitos. Siempre le aprobaron las iniciativas recibidas, sin modificarles ni una sola coma. Afortunadamente, al no tener mayoría calificada, algunas que tenían que ver con modificar la Constitución fueron detenidas.

Con una popularidad bien calculada en el cierre de su administración, llegó el momento de tomar la última rebanada del pastel. Ahora sí, con el control de la autoridad electoral y del arbitro -así se nota con la inminente declaración de Claudia como vencedora-, va por la mayoría en el congreso y que no le vuelvan a echar en cara eso que dijo de que la ley es la ley. La ley está para cambiarse -piensa-, ah, pero en beneficio de las mayorías. ¿Cuáles mayorías? Las que él diga. ¿Cuáles beneficios? Los que él diga. Aunque no lo sean.

Con las modificaciones legales que pretende, tendrá no solo la presidencia, sino el control absoluto de todo. Tendrá el verdadero poder. Finalmente 24 años después y sin haber gastado ni uno solo de los $200.00, pudiera AMLO ser uno de los hombres más poderosos del mundo… aunque ya no sea presidente.

Solo que…

A mes y medio de dejar la silla presidencial, faltan muchas interrogantes por contestar, ¿En verdad logrará la mayoría calificada de Morena al congreso? ¿Cierto es que AMLO se retirará de la política a partir del 1 de octubre de este 2024? ¿Claudia será solo su prestanombres, su Juanita? ¿Le dirá a AMLO, quítate que ahí te voy? ¿La chingada dejará de ser un mero dicho, para convertirse en un referente real y alojar a quien pensó que gobernaría eternamente? Falta poco para saber las respuestas.