Ban Ki-moon aprovechó hoy su última conferencia de prensa como secretario general de la ONU para llamar la atención sobre la catástrofe en Siria, el riesgo de genocidio en Sudán del Sur y la necesidad de seguir adelante en la lucha contra el cambio climático.
El diplomático coreano finaliza el 31 de diciembre su mandato al frente de Naciones Unidas, un puesto que ha ocupado durante los últimos diez años y en el que le reemplazará el portugués António Guterres.
«Esta ha sido una década de pruebas incesantes. Pero también he visto a la acción colectiva cambiar a mejor millones de vidas», señaló Ban haciendo balance.
El secretario general quiso hacer hincapié en tres asuntos que quedarán pendientes cuando abandone el cargo.
Primero, el conflicto en Siria, que ha marcado toda la segunda mitad de su mandato y en el que sus esfuerzos de mediación no han logrado detener la guerra.
«Hemos fallado colectivamente a los sirios. La paz solo se impondrá cuando esté acompañada de compasión, justicia y rendición de cuentas por los crímenes abominables que hemos visto», dijo.
En su opinión, la división entre las potencias internacionales ha sido uno de los factores clave en la crisis y la insistencia de muchos en proteger sus «intereses personales o nacionales» ha permitido la muerte de cientos de miles de personas y ha facilitado el avance de los extremistas.
Además, se refirió en concreto a la situación de la ciudad siria de Alepo y aseguró que «es ahora un sinónimo de infierno».
Ban urgió a las partes a retomar el proceso de evacuación de los civiles de las zonas rebeldes de la ciudad y aseguró que la ONU está «movilizando todos los recursos» para lograrlo.
Sobre Sudán del Sur, Ban dijo que está siguiendo muy de cerca el deterioro de la situación en el país cuando se cumplen tres años de conflicto.
«Los líderes del país han traicionado la confianza de su pueblo», aseguró Ban, que pidió al Consejo de Seguridad que tome medidas, incluidas sanciones.
Además, el jefe de la ONU se hizo eco de las advertencias de varios expertos de la organización sobre el riesgo de que se produzca un «genocidio» en la joven nación.
Por último, Ban avisó hoy que no puede haber una «vuelta atrás» en los compromisos para luchar contra el cambio climático, en un momento en el que la victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses ha generado una gran incertidumbre.
«El Acuerdo de París sobre el cambio climático es un logro precioso que debemos apoyar y nutrir. No hay vuelta atrás», insistió.
En general, Ban aseguró que el mundo necesita líderes con «más compasión» y lamentó dejar tantos asuntos pendientes a su sucesor.
Repasando su trayectoria en la ONU, quiso destacar entre otros sus esfuerzos para defender la libertad de prensa y para impulsar la igualdad de género
De cara al futuro, Ban dejó la puerta abierta a aspirar a la Presidencia de Corea del Sur, en medio de persistentes rumores en su país sobre una posible candidatura.
«Consideraré seriamente qué puedo y debo hacer por mi país», explicó el diplomático, que reconoció que Corea del Sur vive un momento «muy difícil» por la destitución de la presidenta Park Geun-hye por un caso de corrupción.
Ban, de 72 años y que antes de llegar a la ONU fue ministro de Exteriores de Corea del Sur, que no quiso ser muy preciso sobre sus planes dado que aún le quedan 15 días al frente de Naciones Unidas.
Lo que sí dejó claro es que sus primeros días fuera del cargo serán para descansar.
«Durante los últimos diez años no he podido tomar unas verdaderas vacaciones», aseguró. EFE