¿QUÉ VIENE?

SEAN OSMIN HAMUD RUIZ

He leído la expresión “no todos estamos en el mismo barco” haciendo una alusión específica a las distintas condiciones económicas, sociales y hasta culturales de la multitud de segmentos que compartimos la vida en este país.

Muchas ilustraciones que comparan el #QuédateEnCasa de aquellos que tienen hasta hoy un ingreso seguro, un techo, internet, etcétera y quienes viven la absoluta necesidad de encontrar el sustento día a día, para quienes la recomendación no solo es hueca, es insultante.

En una frase que se convirtió en viral, atribuida aparentemente de manera falsa a Albert Camus de su novela La Peste, describe un horror, “lo peor de la peste no es que mata a los cuerpos, sino que desnuda a las almas”, dando a entender que el alma del hombre, ante el miedo, se torna horripilante. Al parecer, a ello nos hemos estado enfrentando.

Personas que teniendo la posibilidad real de guardar la cuarentena, prefieren “jugársela” y salir de paseo. Individuos que agreden y satanizan a personal dedicado a la salud, marginándolos o bien maltratando irracionalmente por el miedo al contagio. Enfermos que escupen a otros, pretendiendo infectar. Empresas sin el mínimo sentido de solidaridad que mantienen operaciones no esenciales sin que les importe la probabilidad de esparcimiento del virus entre sus empleados y clientes.

Y si, pudiera parecer que hay barcos distintos.

Pero no.

Todos vamos exactamente en la misma embarcación. No voy a profundizan en las diferencias entre los oficiales de mando y los encargados de máquinas, la intención es distinta. Lo que hay que entender es que, sin importar las condiciones de cada quién en el bote, aquí viajamos, en comunidad, juntitos.

Si algo nos ha enseñado esta enfermedad que incluso se pretendió por momentos llamar de ricos, es que es todo lo contrario, mientras tenga un cuerpo dónde alojarse, poco le importa la condición social.

Basta de polarizar. Basta de polemizar. La olla es la misma y la única alternativa es que encontremos la manera de cooperar cada uno en la recuperación de la condición de salud de la comunidad y la condición económica, viendo más allá de nuestro entorno inmediato.

Seguro es que salgamos de ésta. Mientras más colectivo sea el esfuerzo, más rápido lo conseguiremos. Entre más individualicemos el trabajo, mayor será el tiempo y las consecuencias. Si de verdad lo comprendemos, cuando pasemos esa salida, estaremos mejor.