Villa de Álvarez.- Debido a la inconformidad de los habitantes de la comunidad de Picachos, en el municipio de Villa de Álvarez, por la construcción de una Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) a pocos metros de la zona, este viernes acudió una bióloga para realizar un estudio de impacto ambiental.
Los habitantes de esta comunidad, quienes subsisten de un pequeño complejo eco turístico en el lecho del río San Palmar, se han sentido amenazados desde hace un par de semanas cuando dio inicio la obra que tratará las aguas residuales de la vecina población de Juluapan.
Por ello acudieron a diferentes autoridades municipales para presentar su inconformidad y pedir se reubique la planta, sin embargo, hasta el momento no han tenido respuesta favorable a su solicitud.
Ante esta situación acudió este viernes la bióloga de un consultorio particular en Colima, Lourdes Gutiérrez Hernández, a fin de evaluar las condiciones en las que se desarrolla la obra, posibles afectaciones y determinar la viabilidad del proyecto.
Luego de un minucioso análisis donde se determinaron diferentes factores la investigadora refirió en entrevista para AFmedios algunos elementos que a primera mano consideró como “preocupantes”.
El primero según informó es la inclinación de Picachos en relación a la ubicación del lugar donde se construye la PTAR; el desarrollo turístico se encuentra a aproximadamente 60 metros por debajo de la obra.
Según Gutiérrez Hernández, por el tipo de suelo arenoso y con alta porosidad representaría un riesgo de contaminación en caso de que se presentara una filtración de aguas residuales ya que de forma natural llegarían al río San Palmar.
Tendría, por tanto, que ser una edificación de alta resistencia y con verdadera calidad en materiales.
Lo segundo es la operatividad de la misma planta, una vez construida tendría que ser muy funcional y contar con la necesaria supervisión por parte del órgano que la trabaje, pues un descuido en su funcionamiento generaría focos de infección.
La bióloga detalló que en algunos casos se desprenden olores fétidos por la cercanía de los estanques que filtran las aguas residuales, sumado a esto la comunidad se encuentra en una cuenca natural que impide la ventilación y que podría provocar una concentración de hedores en la zona.
“Imaginemos que todo estos factores se combinen, aseguro que los visitantes que se den cuenta que hay cerca una planta de este tipo y que probablemente pueda contaminar el río dejarían de venir enseguida”, expresó la investigadora.
Habitantes de Picachos, como Pedro Puga, refieren que hasta el momento ninguna autoridad les ha permitido conocer los estudios de impacto ambiental y viabilidad necesarios para la instalación de la planta.
Por lo que la bióloga explicó que antes de iniciar una construcción de este tipo se deben hacer una serie de análisis previos y descartar cualquier posible afectación al ser humano y al ambiente.
En ellos se determina la cercanía de la población, fuentes naturales para abasto de agua, flora y fauna.
Aunque consideró que con los primeros detalles recabados en Picachos no es posible determinar si es viable la ubicación de la planta, se comprometió a tener el diagnóstico para este 27 de diciembre a fin de que los habitantes de la comunidad cuenten con mayor información que determinen si el proyecto representa una verdadera amenaza para su forma de vivir.
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