Colima.- De acuerdo a la Encuesta Intercensal 2015 del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), 60 mil 136 mujeres de Colima son jefas de familia, es decir, son responsables de un hogar.
Dicho de otra forma, tres de cada diez hogares en Colima tienen a una mujer como responsable de garantizar los servicios de salud, educación, vestimenta y alimentación a las personas que dependan de ella, además de impuestos y gastos que se generan en el hogar.
De acuerdo al Inegi esta situación aumentó 3.4 puntos porcentuales en la entidad, al pasar de 25.9 por ciento de hogares colimenses con jefatura femenina en 2010 al 29.3 por ciento de hogares dirigidos por una mujer en 2015.
¿Pero cuáles podrían ser los motivos?
Para el director de Consultores en Administración y Políticas Públicas (CAPP), Abel Palomera Meza, hay tres razones principales por las que podría estar existiendo una tendencia creciente en el número de jefas de familia en el estado de Colima.
Entrevistado por AFmedios explicó que están relacionadas con el aumento de madres solteras o mujeres que se independizan, en mucho, por el cambio paulatino de la visión social que se tiene de ellas.
- En la mayoría de los casos el ser madre soltera es una decisión propia, la cual está relacionada con una sensación de independencia, de madurez y de capacidad para tener una familia sin ayuda de una pareja. Antes, el ser madre soltera se daba por las circunstancias (la pareja se fue, hubo un divorcio, etc.) hoy son por decisión propia.
- Para evitar continuar en una situación de violencia de género ocasionada por la pareja. Las mujeres, en un acto de valentía y al darse cuenta están siendo violentadas económica, emocional o psicológicamente por su pareja, deciden dejarla y continuar su vida familiar. Así, previenen continuar en una situación de violencia de género, y no permiten que sus hijos vivan esas circunstancias y las aprendan.
- El divorcio es más fácil, al ser flexible en la legislación pero también en el entorno social. Antes, divorciarse era un proceso largo y cansado, condición en la que aunque una mujer quisiera apartarse y sostener a su familia, no lo podía hacer autónomamente, al continuar casada. Además, socialmente era «mal visto» divorciarse, al existir una idea muy arraigada de que el matrimonio es una institución inviolable. Ambos supuestos ya no existen, por lo que ahora es más fácil para las mujeres divorciarse y poder continuar la familia fuera del matrimonio.
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