Madrid.- El presidente de México, Felipe Calderón, está convencido de que su estrategia contra el narcotráfico y la agenda de reformas elaboradas durante su mandato continuarán con el nuevo Gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que encabezará Enrique Peña Nieto.
En una entrevista publicada hoy por el diario español «El País», Calderón asegura que está «satisfecho de su legado» y se muestra dispuesto a colaborar con el nuevo Ejecutivo mexicano para sacar adelante reformas como la energética, la laboral y la fiscal, «que todavía están a tiempo de ser aprobadas».
«Muchas de esas reformas precisamente no se lograron por la obstaculización del PRI durante estos años y espero que esa actitud que ha sido nociva para la República pueda rectificarse», señala.
Calderón reflexiona sobre el problema de violencia e inseguridad que vive México y afirma que, «en términos de fortalecimiento de las instituciones», el país está mejor que hace seis años.
«En términos de violencia evidentemente no», reconoce, porque «en toda América Latina ha habido un incremento exponencial de la violencia y de las muertes generadas por los grupos criminales que se disputan ya no sólo ruta, sino territorios, por el mercado de las drogas».
Sin embargo -añade- «puedo asegurar que encontré instituciones verdaderamente podridas en el ámbito federal, estatal y municipal, y al menos hoy, con sus deficiencias, están mejor que como las recibimos».
Respecto a las posibles violaciones de derechos humanos vinculadas a la lucha contra el crimen organizado durante su mandato, Calderón señala que en todo momento se ha actuado «con escrupuloso respeto a la ley», y por eso no teme ser llevado ante el Tribunal de La Haya.
«Creo que la irresponsabilidad de un gobernante hubiera sido no haber actuado. Seguramente debe haber habido violaciones de los derechos humanos por parte de las Fuerzas Armadas y de la Policía. Pero estas han sido excepcionales, no sistemáticas», subraya.
Tras doce años ocupando la presidencia de México, el Partido Acción Nacional (PAN) cederá el poder al PRI y a Peña Nieto, tras unas elecciones cuyos resultados la izquierda mexicana, encabezada por Andrés Manuel López Obrador, no reconoce.
«El problema de la democracia mexicana no está en la contabilidad electoral», afirma Calderón, «está en la libertad con la que un elector llega a la casilla para votar por uno u otro candidato».
«Nuestra democracia tiene muchas cosas que corregir, pero cualquier inconformidad debe hacerse a través de los cauces institucionales», añade.
El todavía presidente de México asume la derrota de su partido y reflexiona sobre ella: «perdimos todos, los que estamos en el Gobierno, la dirección panista porque quizá el proceso de selección fue errático, tortuoso, costoso políticamente (…) la estrategia de campaña no fue de continuidad, sino de cambio o diferencia».
Por eso, Calderón habla de una «reconstrucción del PAN, del discurso, de la estructura, de la militancia, de la dirigencia, de los procesos para elegir candidatos».
«Hay mucho que hacer y que revisar, pero si el PAN recorre ese camino de reconstrucción volverá a gobernar México mucho antes de lo que muchos piensan», concluye.
Con información de agencias.