TAREA PUBLICA
Por: Carlos OROZCO GALEANA
Hace días un lector me cuestionó en esta red el porqué, en un artículo anterior, no consideré en el análisis que hice al doctor Agustín Díaz Torrejón, un personaje identificado con causas populares. Lo omití simplemente porque mis comentarios versaron sobre un ejercicio periodístico en el que no se le enlistó y no por minimizar a propósito su existencia física o su participación política, la cual constituye una oxigenación a nuestra democracia.
Reconozco ahora, en capítulo aparte, la lucha de este ciudadano que ha recabado más de 30 mil firmas de apoyo a una candidatura independiente para gobernador. La mayoría de colimenses lo observa con interés y no sin algo de curiosidad pues en nuestro medio no son comunes esas expectativas políticas desde el 2015 cuando Gabriel Salgado lo intentó sin éxito. La escena electoral la han dominado los partidos tradicionales dejando mucho que desear. Tienen el monopolio del poder sin que nadie ose intimidarlos. . . hasta ahora.
Las candidaturas independientes son un elemento adicional en los procesos democratizadores, parte de un engranaje en el que se da cabida a los partidos políticos y a los ciudadanos como sujetos activos en la participación política para organizar el gobierno. Quizás el lector recuerde que, en el 2015, fueron nueve los candidatos a gobernador, a raíz de las sucesivas reformas a los artículos 35, fracción II, y 116 de la Constitución federal; en el año 2012, la postulación de candidaturas a cargos de elección popular dejó de ser monopolio exclusivo de los partidos políticos, dando paso a las llamadas candidaturas independientes o candidaturas ciudadanas
En enero de 2015, se acordó procedente la solicitud de registro como aspirantes a candidatos independientes para diputados locales de mayoría por los Distritos 1, 7, 11, 13 y 14. Posteriormente, por resolución del Tribunal Electoral del Estado de Colima (JDCE-01/2015), el 5 de febrero de 2015, el Instituto Local declaró procedente otra fórmula de aspirante a candidato independiente por el cargo de diputado de mayoría relativa por el Distrito 11. No obstante, ninguna de las fórmulas juntó el número de respaldos ciudadanos requerido en la normatividad (3% del padrón electoral de la demarcación territorial correspondiente). En el mismo contexto, el Instituto Electoral Local declaró la improcedencia del registro como candidato independiente al ciudadano Gabriel Salgado Aguilar, “ya que presentó 1,692 formatos de respaldo ciudadano “que no cumplían en su totalidad con los requisitos (firma o huella digital del ciudadano, o fueron presentados directamente por el aspirante en ausencia de funcionario electoral). Además no representaron el 3% del padrón electoral del Estado (15,626)”. (Acuerdo IEEColima).
Pero como los tiempos cambian, tenemos hoy al doctor Agustín Díaz Torrejón que le quiere poner el cascabel al gato, es decir, no solo competir dignamente sino ganar la elección de gobernador. Y es que 30 mil firmas de apoyo para él no son poca cosa, pero ello no quiere decir que ese mismo número de personas que lo apoyaron para su registro sufragaría por él, ni tampoco puede deducirse que lo apuntalarán más de esos 30 mil. Pero es probable que lo respalden en la elección más de esa última cantidad. No se olvide el caso del “bronco” Jaime Rodríguez que gobierna Nuevo León, aunque en Colima no existen las mismas condiciones políticas que en esa entidad norteña. Al margen de todo, los ciudadanos hemos de reconocer su afán por contribuir al progreso de Colima. Aunque no ganara, aportaría significativamente a las causas locales.
Por otra parte, el esfuerzo que se les exige a los candidatos ciudadanos para postularse a candidaturas es máximo en materia de requisitos que cumplir. No es fácil tampoco motivar la participación ciudadana. El paternalismo asfixia la libertad y tuerce voluntades. Al poder le conviene y se le facilita dar apoyos en dinero a cambio de votos. Triste realidad es esta.
Aclaro que no tengo el gusto de conocer al doctor Díaz Torrejón, lo ubico por las redes sociales, pero pienso que su participación ha de inspirar a muchos que no creen más en los partidos políticos. Si las leyes electorales se reformaron para dar entrada a las candidaturas ciudadanas, es porque un grupo colegiado lo determinó debido a presiones sociales; se valoró que los partidos políticos, controlados por grupos de poder casi en todos los lugares, inhibían la participación de mucha gente valiosa a la que repugna las viejas y corruptas prácticas partidistas donde mandan los caciques de turno, personajes de baja ralea dispuestos a hacer su voluntad y a no respetar la ajena cueste lo que cueste. Esos son los verdaderos enemigos de la democracia.
Bienvenida la participación política de toda gente que tiene convicciones de servir. Significa que la sociedad no se resigna a ser dominada por intereses que millones de mexicanos repudian y que son visibles en cada lugar. Los ciudadanos tendrán la última palabra al votar. Los votos hablarán. Que ocurra lo mejor para Colima.
Cuenta saldada.