Estados Unidos.- Casi 500 millones de personas trabajan menos horas remuneradas de las que quisieran o no tienen suficiente acceso a un trabajo asalariado, señala un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo.
La OIT pronostica que el número de desempleados aumentará 2.5 millones este año a pesar de haberse mantenido relativamente estable durante los últimos nueve años. La principal causa es la desaceleración del crecimiento económico: mientras la fuerza de trabajo mundial aumenta, no se están creando suficientes empleos nuevos para aquellos que ahora están en edad de trabajar.
Existen unos 188 millones de desempleados en el mundo actualmente y unos 165 millones de personas que tienen empleo desean trabajar más horas pagadas.
Además, alrededor de 120 millones de personas no están clasificadas como desempleadas, pero han abandonado la búsqueda activa de trabajo o no tienen acceso al mercado laboral.
La OIT calcula que, en total, más de 470 millones de personas en todo el mundo carecen de un acceso adecuado al trabajo remunerado como tal o se les niega la oportunidad de trabajar el número de horas deseado.
Las cifras, según la Organización, muestran el valor de una comprensión y una medición más completas de la subutilización en el mercado laboral, además de la cuantificación tradicional de la tasa de desempleo.
El informe de Perspectivas del Trabajo Mundial, publicado anualmente, asegura que el desequilibrio entre la oferta y la demanda de mano de obra se extiende más allá del desempleo hasta una amplia subutilización de la mano de obra.
“La subutilización de la mano de obra o los empleos de baja calidad significan que nuestras economías están perdiendo los beneficios potenciales que representa el enorme caudal de talento humano”, declaró el principal autor del informe, Stefan Kühn.
El problema de la desigualdad
El estudio revela también que a nivel mundial la desigualdad en los ingresos son superiores a lo que se pensaba antes, sobre todo en países en desarrollo.
“Para millones de personas comunes, es cada vez más difícil construir vidas mejores gracias al trabajo. La persistencia y la amplitud de la exclusión y de las desigualdades relacionadas con el empleo les impiden encontrar un trabajo decente y forjarse un futuro mejor”, afirmó el director general de la OIT, Guy Ryder, durante la presentación del informe.
Otras desigualdades significativas, definidas por sexo, edad y ubicación geográfica, en los mercados laborales actuales, siguen limitando las oportunidades profesionales de muchas personas, así como su crecimiento económico.
Un número impresionante de jóvenes, 267 millones (entre 15 y 24 años) no trabaja ni estudia o recibe formación, y muchos más tienen que soportar malas condiciones de trabajo.
Las disparidades geográficas dentro de los países también son relevantes. A nivel mundial, la tasa de empleo de la población en edad de trabajar que vive en las zonas rurales (59%) es superior a la de las zonas urbanas (56%).
Por otra parte, el subempleo por insuficiencia de horas de trabajo en las zonas rurales (6%) es mayor que en las zonas urbanas (4%). Estas divisiones son más acentuadas en los países de bajos ingresos.
Los mercados laborales contemporáneos también siguen caracterizándose por la desigualdad de género. En 2019, la tasa de participación de la mujer en la fuerza de trabajo era solo del 47 por ciento, 27 puntos porcentuales por debajo de la tasa del hombre (74%). Hay una fuerte variación regional en las disparidades de género en el acceso al empleo.
La subutilización de la mano de obra femenina es muy pronunciada en África septentrional y en los Estados árabes, y afecta a alrededor del 40 por ciento de las mujeres de la fuerza de trabajo ampliada en ambas subregiones.
En América Latina y el Caribe, el nivel medio de estudios de las mujeres supera actualmente al de los hombres, pero las mujeres de la subregión siguen ganando un 17% menos por hora trabajada que los hombres.
Trabajo en la pobreza
La pobreza de los trabajadores, moderada o extrema, incrementará entre 2020 y 2021 en los países en desarrollo, pronostica la OIT. En la actualidad más de 630 millones de personas, o una de cada cinco, gana menos de 3.20 dólares diarios.
Es decir, casi uno de cada cinco, o el 19 por ciento de todos los empleados, no han ganado lo suficiente para subsistir ellos mismos y sacar a sus familias de la pobreza.
Las desigualdades y los déficits generalizados de trabajo decente no solo conducen a las pérdidas económicas, sino que atentan contra la cohesión social de los países: “Resulta significativo que en 2019 haya crecido la incidencia de las protestas en siete de las once subregiones del mundo, lo que indica que el descontento con la situación social, económica o política va en aumento”, apunta el informe.
Otros factores que influencian el desempleo
El informe añade que, a nivel mundial, la parte del ingreso nacional que se destina a la mano de obra ha disminuido de manera substancial desde 2004, pasando de un 54 por ciento a un 51 por ciento en 2017.
Esta caída significativa desde el punto de vista económico es más acentuada en Europa, Asia Central y las Américas, y más de lo que sugerían estimaciones previas.
El informe también advierte que el fortalecimiento de las restricciones comerciales puede tener graves repercusiones, directas o indirectas, sobre el empleo.
Constata, además, que el ritmo y la forma actual del crecimiento económico de los países están entorpeciendo los esfuerzos dirigidos a reducir la pobreza y mejorar las condiciones de trabajo en los países de bajos ingresos.
Para la OIT, es necesario cambiar el tipo de crecimiento para estimular las actividades de mayor valor añadido a través de la transformación estructural, la modernización tecnológica y la diversificación de la producción.
Trabajo remunerado no significa trabajo decente
El informe reitera que tener un trabajo remunerado no supone una garantía de condiciones de vida decentes o de un ingreso adecuado para muchos de los 3300 millones desocupados en todo el mundo en 2019.
Con demasiada frecuencia, la falta de ingresos u otros medios de apoyo financiero obliga a los trabajadores a realizar trabajos que son informales, están mal remunerados y proporcionan poco o ningún acceso a la protección social y a los derechos laborales.
Este es el caso especialmente de los mil 400 millones de trabajadores por cuenta propia y trabajadores familiares auxiliares en los países de ingresos bajos y medios, que suelen estar empleados de manera informal, trabajan en condiciones vulnerables y con ingresos muy inferiores a los que tienen un empleo asalariado.
Incluso en los países de altos ingresos, un número creciente de trabajadores por cuenta propia tiene que lidiar con condiciones de trabajo deficientes. Sin embargo, los propios empleados están frecuentemente sujetos a contratos inciertos, bajos ingresos e informalidad. En total, alrededor de dos mil millones de trabajadores en todo el mundo están empleados de manera informal, lo que representa el 61 por ciento de la fuerza de trabajo mundial. BP