El presidente venezolano adora salir en televisión, pero ayer tuvo que digerir que no había logrado el control absoluto de la Asamblea Nacional, como tenía hasta ahora, gracias al fuerte regreso de una oposición unida que sacó casi el mismo porcentaje de votos que el oficialismo. No logró digerir este resultado, que le obligará a negociar la elaboración de leyes con sus enemigos.
Ayer lo pasó muy mal ante las cámaras, se puso nervioso y empezó a atacar a una periodista de Radio Francia, Andreína Pérez, que le preguntó lo que no quería oír: “La diferencia entre los votos obtenidos por su partido, el PSUV, y los que ha logrado la MUD es de apenas 100 mil. Y es difícil de entender que habiendo obtenido casi el mismo número de votos, la oposición haya alcanzado 37 escaños menos que el PSUV [finalmente sería de 32 la diferencia].
Me pregunto si se estaría confirmando la tesis de la oposición que sostiene que la redistribución de los circuitos electorales se hizo con la intención de favorecer al PSUV o que quizá el voto del PSUV vale por dos…”.
Como Chávez no supo qué responder, optó por su vieja estrategia de atacar: acusó a la periodista —que es venezolana— de no conocer la Constitución, de pertenecer a un medio que difunde mentiras, de formular “preguntas gelatinosas que no tienen fundamentación lógica”, de “vivir en la Luna”, de ser una ignorante…
Durante la misma rueda de prensa atacó también al periodista de CNN en Español, Carlos Montero, quien se encontraba en Venezuela haciendo una serie de reportajes sobre los comicios parlamentarios. Al reportero, quien no fue invitado al encuentro presidencial con los medios extranjeros, lo calificó de “espantapájaros” y cuestionó su trabajo periodístico en el país.
“Dos y dos no son cuatro”. El alcalde de Caracas, el opositor Antonio Ledezma, lamentó que “en todas partes del mundo dos y dos son cuatro, menos en Venezuela”, dijo en alusión a la ley electoral que diseñó el chavismo para impedir una justa proporcionalidad del voto.
¿Nos estamos quedando solos, Fidel?
El presidente Hugo Chávez buscó ayer consuelo en un retrato que se hizo con su idolatrado Fidel Castro. Suele hablar en voz alta sobre lo que se le pasa por la cabeza, pero en esta ocasión prefirió guardar en la intimidad el pensamiento que dirigió al fundador de un modelo socialista de Estado que el gobernante venezolano lleva más de un década intentado instaurar en su país. Bien es cierto que por el nerviosismo mostrado ante las cámaras todo el día de ayer y su llamativo silencio inicial ante los malos resultados electorales, es probable que el líder de la revolución chavista, lastimado ante la evidencia de que el pueblo le está dando la espalda, le pregunte al anciano líder revolucionario si se están quedando solos, si el ocaso está llegando.