Javier Hernández, un chico de 22 años que es, quizá, el único integrante de la Selección Mexicana de Futbol que hoy puede ver a los ojos a su afición… y al que ésta no tiene nada qué recriminarle.
Con un gol levantó el ánimo del Tri contra Francia y con otro defendió su honor contra Argentina, cuando el equipo ya se sentía eliminado del Mundial de Sudáfrica 2010.
Javier “El Chicharito” Hernández llegará esta misma semana a las filas del equipo inglés Manchester United, que le ofreció un contrato millonario por 5 años que lo hizo dejar las Chivas del Guadalajara.
El Manchester aceleró las gestiones para amarrarlo desde abril pasado porque temía que tras el Mundial otro equipo europeo pudiera ganárselos, según confesó el técnico escocés Sir Alex Ferguson.
Para los expertos en futbol y marketing, el “Chicharito” puede ser sólo un ídolo en potencia, pero para muchos niños y otros jóvenes como él, puede ser incluso un modelo de vida.
Sin metáforas baratas, el “Chicharito” representa a aquellos jóvenes hechos a sí mismos, que a pesar de la corriente (léase el “ya merito”) se empeñan en realizar sus sueños, los consiguen y sirven de inspiración a otros a los que quizá sólo les falte un “empujoncito”.