Coleridge en Colima 

DISLATES 
Por: Salvador SILVA PADILLA
A Ada y a Marco
El viernes a la una de la mañana recibí por WhatsApp un mensaje de Marco Jáuregui haciéndome una propuesta totalmente descabellada: el muy inconsciente me invitaba a la presentación de un libro para el siguiente lunes. Es decir, para 3 días después. El libro, como toda obra producto de la insensatez, aún no estaba diseñado ni diagramado. Mucho menos editado ni corregido.

Es más, aún no estaba escrito… Para que me entiendan: ¡Ni autores definidos tenía! Apenas iniciaba con la invitación. Por si ello no fuera suficiente, la presentación del libro (y el libro mismo) serían un regalo sorpresa de cumpleaños para Ada. Ante esa propuesta, monumento a la imprudencia, cuando no de la más completa irresponsabilidad, contesté inmediatamente que sí, que por supuesto contara conmigo.

Así, el lunes 7 de abril en la Casa del Hule, ante un auditorio repleto de personas -igual de irreflexivas-, Marco le obsequió a Ada un libro digital con la obra de 36 inconscientes más. Esta fue mi participación en la obra «Adivina, Ada»
Coleridge en Colima 
I  
 Hace mucho, mucho tiempo, un joven (pongámosle por nombre Gerardo) en una ciudad escondida en la geografía nacional y que alguien le llama Colima, al abrigo de cierta noche, rescata un rincón de esa minúscula población y rayonea:
«Cuando dos se besan renace el mundo» OP.
Dos días más tarde, otras manos, (éstas sí blasfemas y anónimas), borran esas líneas y vuelven a pintar «Vota PRI».
¿Si después de 40 años alguien aún recuerda esos nerviosos, apresurados trazos del poema, entonces quizás -solo quizás- esta ciudad aún tiene remedio?
II
Te puedes llamar Anita y con tus terracotas abrazar al mundo
III
O te puedes llamar Gonzalo y saber en lo profundo de tu ser que cualquier obra de restauración que realices será una tarea perdida… pero que precisamente por eso debes emprenderla.