En el marco del programa institucional de colaboración de las charlas divulgativas de la “Red Global Mx Capítulo España-Universidad de Colima”, Liliana Carreño Fuentes, colaboradora en la empresa Transferencia de Conocimiento en Pamplona España, impartió la conferencia virtual: “Desarrollo y fabricación de medicamentos biotecnológicos” a las y los alumnos de la Facultad de Ciencias Químicas de esta casa de estudios.
Liliana Carreño comentó que la empresa donde trabaja es una organización en la que se dedican a producir proteína recombinante, vacunas y medicamentos biotecnológicos, entre otros productos: “No tenemos productos propios, pero desarrollamos y producimos para otros; la intención es mostrarles lo que pueden hacer los ingenieros y químicos farmacéuticos que egresan de la UdeC”, mencionó.
La biotecnología, definió, se refiere al conjunto de técnicas, procesos y métodos en los cuales se utilizan organismos vivos para obtener un producto; en este sentido, dijo que durante casi toda la historia, la humanidad ha utilizado microorganismos para producir cerveza, pan y vino: “Hemos utilizado microorganismos para beneficio propio”.
Recientemente, continuó, “gracias a la tecnología del ADN recombinante hemos sido capaces de ir más allá, pues no sólo se utilizan levaduras, bacterias y microorganismos tal como han evolucionado en la naturaleza, sino que también los hemos podido modificar”.
“A veces pensamos que los transgénicos son el diablo y acabarán con el ecosistema, no obstante estaría muy bien si nos informamos un poco, pues nos pueden dar grandes beneficios. Toda tecnología es buena, el problema es el mal empleo que se haga de ésta”, manifestó. Sobre los medicamentos biotecnológicos o biofarmacéuticos, agregó, se tienen vacunas (humanas y veterinarias), anticuerpos monoclonales, proteínas recombinantes, insulina, medicamentos basados en terapia celular y vectores virales, entre otros.
Dijo que para tener un medicamento biotecnológico en el mercado, el camino empieza con un descubrimiento en un laboratorio. Una vez que el investigador sabe que su medicamento o vacuna funciona con modelos in vitro, se tiene que patentar: “Es importante, porque nos da el derecho a comercializar y evita que alguien más robe la idea”, precisó.
Por último, comentó que una vez patentado el producto, y si se cuenta con recursos económicos, se puede generar una empresa pequeña.