Colima.- El Congreso del estado celebró con una sesión solemne el aniversario número 190 la elevación de la población de Colima como ciudad, cabecera municipal y capital del Estado.
La esquina sureste del jardín Libertad fue ocupada por un templete y unos pocos cientos de sillas que se fueron llenando de gente que se disponía a acompañar a los colimenses homenajeados por el Congreso local en el cumpleaños número 190 de la ciudad de Colima.
La sesión, como el clima de la tarde-noche, fue amable, lejos del ríspido debate legislativo y del encono preelectoral cuya inminencia apenas estuvo insinuada en las ovaciones que se llevó el alcalde capitalino cada vez que se mencionó su nombre.
El empresario Guillermo Brun fue el primer festejado de la noche. Desde la tribuna local se ponderó su capacidad de trabajo y se enlistaron los cargos y puestos desde los que ha construido un considerable conglomerado empresarial.
A Ciria Margarita Salazar se le reconoció tanto su espléndido pasado como deportista de alto rendimiento (seleccionada nacional voleibol sala y voleibol playa, subcampeona nacional en futbol rápido), por su voracidad académica (investigadora en cultura física) y por su participación en la ley que promueve la bicicleta en Colima.
Vinculado también con el deporte, Miguel Larios González, «El Viejo» fue premiado por su trabajo como promotor de fútbol en Tepames.
Más aplaudido que todos, excepto que el alcalde capitalino,fue Baldomero Larios, «nuestro querido Baldo», como se refirió a él la legisladora Ignacia Molina. Tubero desde 1948, un mito viviente entre montones de generaciones de universitarios.
La legislatura también rindió un sentido homenaje al escritor y periodista Alfredo Montano Hurtado, autor, entre otras obras, de las célebres Andanzas del indio Vicente Alonso, y de un montón de profundas entrevistas a algunas de las mentes más lúcidas de México.
La filántropa Teresa Ortiz Monasterio fue reconocida póstumamente por su trabajo, entre otros aspectos, en la asociación ACPA.
La profesora María Refugio Chapula Perales, conocida como Cuquita, fue celebrada por su apostolado educativo, y por haber instruido a decenas de generaciones de colimenses en las aulas.
El reconocimiento a la empresaria María Trinidad Reyes Águila encendió las papilas gustativas de varios de las aproximadamente 200 personas que acudieron al homenaje, particularmente cuando se mencionaron algunas de las delicias que fabrica y vende: pellizcos de tamarindo y borrachitos.
Derechos Reservados AFmedios
