Las observaciones de los astrónomos mayas pueden predecir el tránsito de Venus sobre el Sol, algo que ocurrirá el próximo 5 de junio, y no un supuesto fin del mundo, explicó Jesús Galindo Trejo, del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM.
Después de las cinco de la tarde, el suceso astronómico –que se repetirá hasta el año 2117– podrá ser observado en todo el país por más de dos horas. Para contemplarlo, es necesario utilizar un filtro especial, recomendó el integrante del Proyecto de La Pintura Mural Prehispánica en México, de la entidad.
Al mismo tiempo, será posible apreciar a Mercurio en el horizonte, como un punto brillante; un día antes, se registrará un eclipse parcial de Luna, que será visible a partir de las 4 de la mañana, informó en un comunicado.
El especialista indicó que las llamadas profecías del fin del mundo no pueden ser atribuidas a esta civilización. Sus registros en estelas, códices o textos no refieren un desenlace abrupto en algún futuro, explicó.
«No existe ningún motivo de preocupación. Los mayas no predijeron el fin del mundo, ni que aparecería un rayo galáctico que movería el centro del Sol o que éste o un meteorito acabarían con el planeta. Son simples exageraciones», reiteró.
En códices, estelas y pintura mural, registraron sus observaciones de Venus; ello incluía su periodo sinódico de 584 días y las fases de su aparición y desaparición. Posiblemente habrían llegado a registrar su tránsito por el Sol, lo que da cuenta del interés de la cultura prehispánica por ese planeta, subrayó.
El Códice de Dresde demuestra que lo observaban con especial empeño. En la llamada Plataforma de Venus, en Chichén Itzá, se encontró una estela con el glifo venusino, como un gran ojo resplandeciente, junto a una banda que representaba al cinco. A un lado aparece un atado de cañas con el glifo del año solar acompañado de ocho cuentas.
Este conjunto representa justamente una identidad astrómica-observacional: 8×365>5×584, es decir, el número de días en ocho años solares es el mismo que cinco periodos sinódicos de ese cuerpo celeste. Esto significa que Venus, visto desde la Tierra, se coloca en la misma posición respecto al Sol, cada ocho años.