Cory Monteith tiene un pasado más negro que la reputación de Lindsay

Caras vemos y, definitivamente, corazones –y pasados tormentosos- no sabemos; detrás de una cara angelical se puede esconder un alma rebelde, que utiliza su apariencia de “yo no rompo un plato” para cometer los más increíbles actos de rebeldía, total, ¿quién va a dudar de ellos? Si no me creen, fíjense en Cory Monteith, quien interpreta a ‘Finn Hudson’ en la indecente multipremiada serie ´Glee´ ¿Estamos de acuerdo en que no por nada le dieron el papel del chico bueno dentro del musical?

 

Bien, pues así como lo ven, Cory guardaba oscuros secretos de su adolescencia que decidió revelar a la revista Parade y para la cual declaró: “Tengo suerte de estar vivo”.

Resulta que cuando el canadiense tenía 7 años, sus padres se divorciaron, motivo por el cual, el actor quedó marcado y en su adolescencia, para tratar de llenar ese vacío, decidió rebelarse. Comenzó a faltar a clases, tomaba alcohol y fumaba marihuana… todo a la tierna edad de 13 años. “Estaba fuera de control”, admitió Monteith. Y eso que la marihuana fue lo más light que se metió; en ese entonces, él estaba dispuesto a experimentar “con todo y de todo, tenía un serio problema”, confiesa.

Fue entonces que, al llegar a los 19 años, Cory fue a dar a rehabilitación, después de que su familia planeara llevarlo “voluntariamente a fuerza” en caso de que él se negara a pedir ayuda. Si creían que ahí acababa la historia y comenzaba el final feliz, están equivocados. Cory recuerda que, antes de encarrilarse al camino del bien, cometió un delito aún más grave: robar dinero para perpetuar su vicio.

“Robé una cantidad importante de dinero a un miembro de mi familia. Sabía que me iban a descubrir, pero estaba tan desesperado que no me importó”, declaró. Fue así que, cuando su familiar lo confrontó para reclamarle, Cory vio una hermosa rosa blanca y sintió como un airecito movía su flequillo y aclaraba sus ideas: era el airecito de “La Rosa de Guadalupe”, que lo hizo darse cuenta que debía limpiar su cuerpo y alma, evaluar su vida y definir sus prioridades.

¿Ven? Nunca hay que juzgar a un libro por su portada ni tampoco dudar de las habilidades actorales del señor Monteith, porque no podemos negar que, de no haber abierto la boca, le compraríamos el personaje de hombrecito bien portado dentro y fuera de la pantalla.

Ahora, a casi una década de esos acontecimientos, la única preocupación del guapo Cory es ser un buen ejemplo para sus fans: “No me gustaría que –tras estas declaraciones- los niños piensen que está bien dejar la escuela y drogarse porque después se convertirán en actores famosos. Quiero que la gente que se haya dado por vencida, en algún momento, escuché mis palabras y se de cuenta de lo que quieren de la vida… y vayan tras ello”.

¿Qué tal? ¿Creen que tras abrir su alma a sus seguidores logre su objetivo o de plano con sus declaraciones les dio más armas a los detractores de su serie? Hay que dejar que el tiempo nos dé la respuesta…

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