Cuando la navidad duele

Cuando la navidad duele
Por: Elvira Yaneth Carrillo Rolon, Mónica Gissel Celaya Ontiveros

Estamos en la temporada en la que el ambiente se envuelve con luces, con olores, sabores, con magia; despertando sentimientos de esperanza, de alegría e ilusión.

Para muchos, la navidad es la mejor época del año, ya que se caracteriza por la convivencia con los más queridos, con los más cercanos, con los nuestros, con las figuras de mayor apego, de mayor vínculo con quienes nos sentimos amados, queridos y seguros.

El significado y las costumbres que hemos dado a la navidad y fiestas decembrinas pueden generar nostalgia al conectar con el dolor, la tristeza, el vacío y la soledad de experimentar la ausencia de lo que ya no es, la ausencia de aquellos que ya no están. Todos nos enfrentamos a pérdidas significativas, que pueden ir desde separaciones, perdida de salud, pérdida de empleo, perdida de ilusiones ante una discapacidad, y en especial la perdida que más nos paraliza; la pérdida de un ser querido.

Las primeras veces que se viven estás fechas después de la muerte del ser querido, resultan ser las más dolorosas al comparar las navidades del pasado con el presente, conectando con la ausencia y removiendo los sentimientos emergidos tras la perdida. Si la pérdida es reciente, es un proceso natural con alto valor que permite transitar el duelo. Si la pérdida tiene más de dos años y los sentimientos y emociones se experimentan con el mismo dolor e intensidad; significa que aún tenemos pendiente un duelo que procesar. Cada duelo es único, es válido no tener ánimos de participar en las celebraciones de este fin de año, algunos preferirán renunciar a las decoraciones, elegir la soledad y evitar reunirse.

Atravesar el duelo se trata de atravesar el dolor sin quedarnos atrapados en él, llevándolo como experiencia útil para continuar adelante sin el equipaje de las emociones displacenteras, de vivir, tocar y asimilar las emociones. Se trata de supervivencia, de crecimiento, de reinventarse.  El objetivo fundamental es adaptarse intentando normalizar al máximo el funcionamiento y extrayendo los mejores aprendizajes posibles, poder adaptarse a la vida sin la persona querida que ha fallecido, poder recordar al fallecido con afecto sereno, sin desesperación.

Este tiempo puede brindarnos elementos de contención que faciliten atravesar el proceso de duelo y reorganizar la vida si brindamos un nuevo sentido; el sentido de acompañarnos en el dolor, compartir esa nostalgia cómo en su momento se compartió la alegría, validando los sentimientos, compartiendo amor, afecto y cariño. Para lograrlo es necesario expresar los sentimientos experimentados en un entorno seguro, tanto si son placenteros o displacenteros, brindándonos tiempo de asimilar lo sucedido y las emociones que se presentan.

Existen comentarios de efecto positivo que se pueden decir a alguien que en estas fechas de celebración esté en la elaboración de su duelo que pueden ayudarnos a comunicarnos efectivamente; “No me puedo imaginar cuanto te duele, comprendo que, aunque no me gusta verte tan triste debo permitirte llorar” “Tratare de no juzgarte, de no aconsejarte, de no hacer preguntas innecesarias. De no decirte como debes vivir tu duelo, ni comparar el tuyo con el mío, estoy contigo, con tu duelo”.

En algunos casos, pese al intento puede presentarse la incapacidad para adaptarnos a la nueva situación tras la pérdida debido a la falta de estrategias de afrontamiento psicológicas, de apoyo familiar, social y trabajo. Si el malestar se mantiene de forma prolongada es recomendable solicitemos ayuda psicológica. En esta navidad permitamos que se transforme nuestro dolor.

 

Mtra. Mónica Gissel Celaya Ontiveros
Psicóloga, Tanatóloga y Maestrante en Psicoterapia Cognitivo Conductual.
Contacto: 442 279 8200

 

Psicóloga Elvira Yaneth Carrillo Rolon
Tanatóloga, Maestrante en Psicoterapia Cognitivo Conductual.
Contacto: 312 310 8915

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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