EL ARCÓN DE HIPATIA
Por. Saraí AGUILAR ARRIOZOLA
Ahora las mujeres deben tener miedo si sus maridos enferman mortalmente, pues si mueren, pueden ser acusadas de negligencia y, por ello, causantes de sus muertes.
Si no, pregúntenle a Laura Morán y María Isabel Cal y Mayor, quienes al enviudar han sido acusadas de ser responsables del fallecimiento de sus parejas, al no haber proporcionado los cuidados necesarios para que ellos, adultos en pleno funcionamiento de sus facultades mentales, fuesen responsables de llevar los cuidados médicos necesarios para su sobrevivencia.
El empresario José María Riobóo –contratista de Andrés Manuel López Obrador cuando éste fue jefe de gobierno de la capital del país y esposo de la hoy tristemente célebre ministra Yasmín Esquivel– acusa a su nuera María Isabel Cal y Mayor de haber empujado a su esposo a la muerte con malos hábitos de alimentación y consumo.
Con el fiscal general, Alejandro Gertz, el tema no es muy diferente, ya que acusaba del homicidio de su hermano a la que fue su pareja, Laura Morán, y a la hija de ésta, Alejandra Cuevas, a pesar de que falleció a causa de una congestión visceral derivada de una neumonía.
Una pregunta importante para el fiscal Gertz y para Riobóo: ¿podrían explicarnos el por qué son las mujeres las que deben velar por la salud de los hombres de sus familias?
Según un estudio de Comunidad Mujer llamado “Mujer y trabajo: Cuidado y nuevas desigualdades de género en la división sexual del trabajo”, las mujeres son las que más se desempeñan en labores domésticas y de cuidadoras. Este trabajo desvalorizado y no remunerado ha provocado la desprotección de las mujeres en cuanto a su calidad de vida.
Asimismo, de acuerdo con el INEGI, en 2020 el valor económico de las labores domésticas y cuidados fue equivalente a 6.4 billones de pesos, el 27% del PIB nacional. Hay una participación de las mujeres de 73% frente a la de los hombres con el 26%. Todo este trabajo no se paga. (Animal Político-11-01-22).
Esto se encuentra tan arraigado que resulta imposible no recordar al presidente durante la emergencia sanitaria por el SARS-Cov-2, cuando en una conferencia destacó: “A veces no gusta mucho porque, también con razón, se quiere cambiar el rol de las mujeres y eso es una de las causas, es una de las causas justas del feminismo, pero la tradición en México es que las hijas son las que más cuidan a los padres, nosotros los hombres somos más desprendidos, pero las hijas siempre están pendientes de los padres, de los papás, de las mamás”.
Al parecer el ingeniero Riobóo y el fiscal Gertz creen que esas supuestas tradiciones son ley. Será necesario que entiendan que no podemos esperar que el cuidado de los enfermos siga siendo responsabilidad casi exclusiva de las familias, especialmente de las mujeres. Y que el contratar servicios de atención es una opción, sobre todo cuando los recursos, como es el caso de ambos, no es limitante. Y, por último, que las mujeres pueden enviudar sin tener que terminar en la cárcel por el deseo de sus familiares.
Columna publicada con la autorización de Saraí AGUILAR ARRIOZOLA