Colima.- En los últimos años, el Extremo Oriente ha ganado terreno en el mundo occidental, y en el estado poco a poco aparecen manifestaciones que los colimenses jamás hubiéramos imaginado: el poderío del Nintendo, el cada vez más popular K-pop, el anime y el cosplay.
El término otaku se utiliza en Japón desde principios de los ochenta para describir a una persona con aficiones obsesivas, en particular cuando se trata de fanatismo por el manga o el anime, y ahora ha llegado a todo el mundo cobijando varias expresiones más.
Actualmente, México alberga a miles de autonombrados otakus en lugares como la FrikiPlaza del DF, la Plaza Garibaldi de Monterrey, el Tianguis Cultural de Guadalajara y en el primer restaurante temático de Japón en Colima.
AFmedios visitó Hotaru Crepes, restaurante de comida oriental que ahora es un lugar ideal para pasar en familia, pero hace unos años fue el primer establecimiento gastronómico en Colima en hacer realidad los platillos del manga y el anime.
Además de probar un menú con elaboración tradicional de Japón, con platillos como el ramen, pudimos dialogar con un gamer, un fanático de los dibujos orientales, un par de cosplayers y un grupo de jóvenes amantes de bailar K-pop.
Aquí la radiografía del otaku al estilo Colima.
Cosplay
Edgar Ortiz y Mafer Robles son dos de los menos de 50 cosplayers que hay en Colima, cuando charlo con ellos están disfrazados, respectivamente, del Androide 17 de Dragon Ball y de Madoka, del anime del mismo nombre.
“Dentro de esta cultura japonesa, está lo que es la comunidad del cosplay que, estrictamente en el sentido de la palabra, es jugar a disfrazarse”, me explica Edgar, quien desde 2010 comenzó con este hobbie.
“Dentro de lo que es el cosplay, existen las personas que únicamente se disfrazan, quienes participan en los eventos o quienes hacen los cosplays, que elaboran prendas, accesorios, peinados en pelucas, maquillaje”.
Mafer, quien desde 2007 es cosplayer, me explica que los aficionados se disfrazan generalmente para asistir a convenciones o por el placer de tomarse fotografías caracterizados de sus personajes favoritos.
“El cosplay es un hobbie, a mí me ha atraído desde pequeña, porque ¿quién no ha tenido la curiosidad de decir: un día me voy a vestir como algún personaje o quisiera ser como algún personaje?”.
Manga y anime
Andrés Herrera es el encargado del Club de Anime y Manga Universitario (CAMU) de la Universidad de Colima, que los viernes de 17:00 a 19:00 horas reúne hasta a 200 jóvenes que comparten el gusto por la cultura japonesa.
“Manga es el dibujo, con una historieta podríamos compararlo, es un comic japonés; y el anime es la animación tal cual”, me explica ejemplificando famosas series como Los Caballeros del Zodiaco, Sailor moon y Dragon Ball.
Andrés encuentra los materiales de su pasión en internet o en las convenciones sobre el tema que se realizan en Colima, aproximadamente tres por año.
Gamer
Isaí Muñoz tiene 29 años jugando videojuegos, es lo que consideramos un gamer y ha hecho de su hobbie un negocio.
“Tengo desde los cinco años jugando videojuegos, ahora ya tengo una tienda de videojuegos, me dedico a reparar consolas, a vender juegos, hasta organizar torneos”.
Su consola favorita es el Play Station I, pues ahí surgió su género favorito: survival horror, de hecho, uno de sus juegos favoritos es el Parasite Eve.
Isaí sostiene que de los 37 años para abajo, todos hemos jugado videojuegos alguna vez en la vida, por ejemplo, el FIFA, uno de los más populares y con multiplataformas.
“Entonces todos son gamers”, me dice sonriendo.
K-pop
Ilse Núñez y Susana San Juan me explican que el K-pop no está tan relacionado con la cultura japonesa, pero suele ser considerado dentro de lo otaku.
“Lo que nosotros hacemos es más referente a la cultura coreana, nos dedicamos a bailar K-pop y nuestro grupo se llama Toxxic Dance Crew”.
Su grupo está conformado por 30 personas, la mayoría participa en el baile y los que no, ayudan con diseño gráfico, vestuarios y a conseguir eventos donde presentarse.
“Los pasos y toda la coreografía los sacamos de los vídeos de K, nos aprendemos las coreografías de la computadora, nadie nos la enseña”.
Las chicas coinciden en que este hobbie requiere de mucha discilplina, como grupo ensayan siete horas sábados y domingos, y cada quien en sus tiempos libres de lunes a viernes.
“Implica tener bastante disciplina porque tienes que hacer ejercicio, acondicionamiento físico, una vez me tocó bailar un repertorio de una hora”.
Platillos japoneses
Ramón Ruelas Áviles y su esposa Karla son los propietarios de Hotaru Crepes, palabras japonesas que en españo significan “luciérnagas”.
Este fue el primer restaurante temático japonés en Colima y ha evolucionado para tener un público más amplio, ahora es un lugar totalmente familiar de cocina oriental.
“Es un menú no convencional, que afortunadamente podemos decir que no lo tiene la gran mayoría de restaurantes en el estado, la comida que manejamos es temática de Japón, de todas las series y culturas de mangas y animes”.
Ramón me explica, antes de probar, que no venden nada de sushi, y solo uno o dos platillos de la comida china que se vende generalmente en Colima.
“El público es recio en cuanto a la experimentación de sabores, hasta que no prueban se enganchan con nuestra comida”.
Comer en Hotaru Crepes es toda una nueva experiencia, porque los platillos además de poco comunes, son elaborados con las recetas, lo más cercanas posibles, a las originales.
Lo que no debes dejar de probar es el ramen, pasta especial acompañada con distintas carnes y verduras, el ramen sempai lleva huevo, chuleta, camarón jumbo, elote, champiñones, tocino y alga.
También recomendamos los nikumanes, panes que se hacen en vaporeras de bambú y pueden ser rellenos de nutella o carne; y el okonomiyaki, o pizza japonesa, preparada a base de col con harina especial y acompañado de chuleta, cebollín, camarón y una mezcla de carnes.
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