Se llega al extremo de que en algunas cárceles los presos tienen en su poder las llaves de candados para ingresar a diversas áreas; además ellos fijan las condiciones de su estadía en reclusión.
En su Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2011, tras inspeccionar 100 de los más de 400 centros penitenciarios del país, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) recabó pruebas de que internos controlan al menos 60 prisiones.
También existe 25.8% de sobrepoblación, falta de asistencia médica y hasta casos de tortura, con zonas de aislamiento o apandos.
El ombudsman nacional, Raúl Plascencia Villanueva, destacó que la crisis del sistema se ha agudizado en los últimos años. La evidencia es que desde 2010 a la fecha se han registrado 14 fugas con 521 reos evadidos; así como 75 riñas con 352 fallecidos, y dos motines con un saldo de dos muertos y 32 lesionados.
El ombudsman reconoció que el poder de los integrantes del crimen organizado o de grupos delincuenciales que han ingresado, aunado a la corrupción, les permite generar estas condiciones en las cárceles mexicanas.
“Sí, grupos delincuenciales organizados están con el control de algunas de estas, son ellos precisamente que con su poderío económico y con su organización logran en algunas ocasiones, tener hacía dentro, condiciones que les permite, en buena medida, encontrarse en situaciones contrarias a lo que serían los términos legales”, dijo.
– Las peores
El diagnóstico advierte que cárceles de 10 entidades tienen las peores condiciones; aunque la calificación del sistema penitenciario a nivel nacional es de 6.4, hay focos rojos en el DF, Estado de México, Tamaulipas, Nuevo León, Quintana Roo, Coahuila, Oaxaca. Guerrero, Tabasco y Nayarit.
Reveló que al realizar el diagnóstico uno de los principales obstáculos fue ingresar a algunos centros, y hubo casos donde no se pudieron recorrer o examinar en su totalidad.
En Piedras Negras, Coahuila, donde el 17 de septiembre pasado se fugaron 131 presos, ejemplificó, “no se pudo ingresar, una solo interno era el que permitía el acceso, en una cárcel con 737 internos de población vigilados por 15 custodios”.
Las cárceles con peor calificación, con 4.57, son los Centros de Readaptación Social de Santiago Ixcuntla y Venustiano Carranza, en Nayarit, que ni siquiera cuentan con un reglamento de operación, y prevalece el autogobierno.
En el penal de Topo Chico, en Monterrey, el control está en poder de los internos y existe abiertamente la prostitución; mientras que en los Centros de Ejecución de Sanciones de Matamoros y Nuevo Laredo, Tamaulipas, el control de la seguridad por parte de las autoridades recibe una calificación de 2.27, todo se permite.
Con información del Universal