Los sindicatos franceses lanzaron el jueves la segunda huelga de 24 horas en un mes contra la impopular reforma al régimen de pensiones del presidente Nicolas Sarkozy, tratando de obligarlo a dar marcha atrás con sus planes de retrasar la edad de jubilación de 60 a 62 años.
Los paros, que comenzaron el miércoles por la noche, trastornaron la enseñanza, obligaron a las aerolíneas a cancelar el 40 y el 50 por ciento de los vuelos y también redujeron a la mitad los servicios ferroviarios, mientras que los periódicos quedaron sin publicar.
Cientos de miles tomaron las calles para marchar contra el plan de Sarkozy. Los sindicatos dijeron que hasta 3 millones de personas tomaron parte de las manifestaciones, aunque la policía declaró que la multitud sumaba unas 997.000 personas.
Corresponsales de Reuters TV vieron algunos enfrentamientos entre policías y manifestantes cerca de la sede de la federación de trabajadores franceses, Medef, en París.
Los sindicatos esperaban que el resultado de las protestas obligara al Gobierno a dar marcha atrás con la reforma que además de elevar el mínimo de edad para jubilarse también aumenta los años a los que una persona se podrá retirar con pensión completa, de 65 a 67.
«Si el Gobierno no altera su posición intransigente, obviamente será nuestra tarea y nuestra responsabilidad como sindicatos preparar nuevas iniciativas», dijo Bernard Thibault, líder del sindicato CGT.
Una huelga parcial interrumpió programas en las radios estatales francesas Info y France Inter y la versión impresa vespertina del diario Le Monde no fue publicada.
El Gobierno dice que la ley es esencial para erradicar un creciente déficit en el sistema de pensiones, limitar el crecimiento de la deuda pública y preservar la codiciada calificación de crédito AAA de Francia, que le permite acceder a préstamos a tasas bajas.
SIN ALTERNATIVA
El ministro de Trabajo, Eric Woerth, encargado de impulsar el proyecto de ley en el Parlamento, prometió seguir adelante independientemente de las protestas, diciendo a los periodistas el miércoles que no había otra alternativa.
«Si no se reforma, simplemente no será viable y no podremos pagar las pensiones de los franceses», dijo Woerth.
La huelga en Francia refleja acciones sindicales previstas en otros puntos de Europa ante el recorte de gastos por parte de los endeudados gobiernos, sobre todo en Grecia y España, donde se producirán más protestas en las próximas dos semanas en respuesta a algunas de las medidas de austeridad más duras de la zona euro.
Los sindicatos franceses y la oposición de izquierda consideran injustos los planes de retrasar la edad de jubilación a los 62 años en el año 2018, elevar las contribuciones de los funcionarios públicos al nivel del sector privado y hacer trabajar más tiempo a la gente para recibir una pensión completa.
La cámara baja del Parlamento aprobó el proyecto de ley la semana pasada pero aún debe pasar por el Senado, que tiene previsto debatir las medidas el próximo mes.
El oficialismo de centroderecha tiene una mayoría en la cámara alta también, pero algunos senadores conservadores han dicho que buscarán imponer algunas enmiendas al proyecto.
Los sindicatos se reunirán el viernes para decidir qué harán próximamente.
Algunos, como Force Ouvrieri y la organización radical Sud Rail, quieren convocar a huelgas durante varios días para aumentar la presión sobre el Gobierno cuando el proyecto llegue al Senado.
Analistas políticos se preguntan si la mayoría de los trabajadores estará dispuesta a sacrificar varios días de paga para enfrentar a un Gobierno que parece resuelto, pero una encuesta publicada el jueves sugiere que la oposición a la reforma sigue siendo alta.