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Por: Rubén Pérez Anguiano*
La próxima presidenta, Claudia Sheinbaum, escribió en su cuenta de la red social X (antes Twitter): “Lamento el lenguaje soez del expresidente Trump y desde luego discrepo de su opinión sobre @m_ebrard (Marcelo Ebrard) Para mí es uno de los mejores servidores públicos de México y será un gran secretario de economía de nuestro país, que nadie debe olvidar, es libre y soberano”.
Hasta allí todo parece correcto. El problema es fue una publicación fundada en una confusión e innecesariamente dura, como hacer boxeo contra una sombra distorsionada. El mismo error lo cometió el propio Marcelo Ebrard, que debió ser mucho más cuidadoso, considerando su experiencia como secretario de Relaciones Exteriores.
Marcelo dijo, en la misma red social: “Cuando te insultan en campaña, como acaba de hacerlo el expresidente Trump, siempre hay un propósito electoral: ganar adeptos. Nunca aceptaré calificación de un candidato en el exterior. No me intimida. Defenderé los intereses de México con toda dignidad y firmeza”.
Bueno, defender con firmeza y dignidad los intereses de México suena muy bien, pero eso es una obligación de todo funcionario, no hay necesidad de recordarlo, como tampoco parece necesario recordar que nuestro país es libre y soberano, pues nadie está atacando su libertad ni su soberanía.
El caso es que tanto la próxima presidenta como el próximo secretario de economía reaccionaron a un rumor, a una tergiversación o quizás una nota falsa, pero no se molestaron en revisar de forma directa el mensaje del expresidente Donald Trump (que estaba disponible en YouTube y en diversos medios).
Cuando Trump, en su mensaje frente a partidarios ―un acto de campaña, pues― menciona a una persona de baja inteligencia está refiriéndose al presidente Biden en sus negociaciones con Rusia, China y Francia. Como lo aclaró en muchos momentos a lo largo del día el exembajador en México, Christopher Landau: “ya no estaba hablando de México ni de ningún mexicano”.
Si se revisa el mensaje completo del expresidente Trump, se puede apreciar que está señalando algunas técnicas de presión frente a países como Francia y México, con el fin de alcanzar mejores condiciones en su comercio, lo cual es válido desde un discurso político de campaña. Punto.
Lo preocupante es que la próxima presidenta y el próximo secretario de economía estén reaccionado con exceso frente a rumores en lugar de comprobar, con precisión y diligencia, la realidad sobre la que estarán tomando decisiones y emitiendo juicios.
La circunstancia puede ser leída como un error, pero sería preferible considerarla una experiencia: el escenario internacional se volverá cada día más complejo y es importante actuar con cuidado.
*Rubén Pérez Anguiano, colimense de 56 años, fue secretario de Cultura, Desarrollo Social y General de Gobierno en cuatro administraciones estatales. Ganó certámenes nacionales de oratoria, artículo de fondo, ensayo y fue Mención Honorífica del Premio Nacional de la Juventud en 1987. Tiene publicaciones antológicas de literatura policiaca y letras colimenses, así como un libro de aforismos.