Dictaduras

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Por: Rubén Pérez Anguiano*

  • América Latina posee tierras fértiles para las dictaduras y en este largo continente se dan de las variantes zurdas y diestras. La diferencia es que unas se inspiran (o eso dicen) en la libertad y otras en la igualdad y ambas, como es lógico, se dicen respaldadas por el “pueblo”, aunque en realidad el dichoso “pueblo” es un concepto moldeable al gusto del poder.

  • Las dictaduras tienen rasgos afines, aunque parezcan diferir en sus motivos de inspiración. Entre esos rasgos podemos encontrar a los siguientes:
  1. Encuentran soporte en las fuerzas armadas y no dudan en reprimir, de forma selectiva o abierta, a la población.
  2. Niegan validez a los movimientos opositores, descalificándolos con cualquier pretexto.
  3. Utilizan a las instituciones de fiscalía o procuración de justicia como un aparato de presión contra los adversarios (fabricación de delitos, amenazas, en fin).
  4. Ejercen control sobre la organización y calificación electoral, por lo que resulta imposible alcanzar resultados veraces.
  5. Promueven un modelo político centralizado, rechazando toda tentativa de equilibrio republicano o federalista.
  6. Controlan a jueces y magistrados, evitando la libre decisión de las instancias judiciales.
  7. Alientan la corrupción como sistema y suelen generar un modelo de subordinación ligado a la dinámica de premios y castigos, y…
  8. Controlan a los medios de comunicación o se imponen sobre ellos, lo que contribuye a la construcción de una visión única, descalificando a las demás.
  • La dictadura de moda es la venezolana, pero no será la última. Seguirán en varios puntos de nuestra América las tentativas por construir un poder alimentado por la obsesión y excluyente de las opiniones adversas. Los procedimientos para llegar a ellas están a la vista.
  • Mientras tanto, la sociedad venezolana enfrenta los dilemas de una dictadura que, fiel a su esencia, no quiere irse. Una dictadura que sigue descubriendo su verdadero rostro: antidemocrático, antipopular y represivo. Por fortuna, esa misma sociedad está logrando construir liderazgos alternativos, esforzados y valientes, como el de María Corina Machado.
  • Encontrar caminos hacia la luz, aún frente a la oscuridad, es una tarea de la verdadera política. Tarde o temprano la historia dará su veredicto y María Corina Machado encontrará su lugar entre las mejores luchas de este siglo.

 

*Rubén Pérez Anguiano, colimense de 56 años, fue secretario de Cultura, Desarrollo Social y General de Gobierno en cuatro administraciones estatales. Ganó certámenes nacionales de oratoria, artículo de fondo, ensayo y fue Mención Honorífica del Premio Nacional de la Juventud en 1987. Tiene publicaciones antológicas de literatura policiaca y letras colimenses, así como un libro de aforismos.