Diego Luna presenta por primera vez su ópera prima, ‘Abel’, en Londres

El actor mexicano Diego Luna se ha pasado a la dirección con Abel, la película que presenta estos días en Londres y que le ha hecho sentir que «dirigir es una experiencia más profunda y reveladora que la actuación».

Aunque no cierra las puertas a la interpretación, para Diego Luna ha resultado «maravilloso» conseguir «que una idea se convierta en película, que esa película conecte con el público y que viaje».

Así lo explica en una entrevista con motivo de la presentación de su última cinta en el Festival de Internacional de Cine de Londres (BFI) .

La cita de Abel con Londres era muy importante para Luna, porque «la mitad de la historia es británica» y porque su madre, que falleció cuando él era pequeño, era británica.

Por esta razón, el filme «es un homenaje a ella, a la relación de las madres con sus hijos» .

Aunque la película ya se había presentado fuera de México, en escenarios como Sundance, Luna reconoce que estaba nervioso, «sobre todo el día del primer pase», cuando parte de su familia inglesa acudió a la proyección.

Cuando Luna comenzó a trabajar en el proyecto partió de la idea de un «Hamlet moderno, un ejercicio de imaginación sobre qué pasaría si ese Hamlet tuviera que reinar siendo solo un niño de 9 años».

Ese niño al que le toca reinar con sólo 9 años acabó siendo Abel, un pequeño que, después de que el padre abandone a la familia, tiene que ser ingresado en un centro psiquiátrico porque deja de hablar.

Cuando regresa a casa después de haber pasado dos años internado asume el papel del padre ausente para sorpresa de toda la familia, se encarga del bricolaje, regaña a los hermanos como si fueran sus hijos y trata a la madre como a una esposa.

«Para esta historia, que trata de un niño y de su despertar, buscábamos un niño que nunca hubiera actuado y encontramos a Christopher Ruiz-Esparza. Queríamos que fuera así para que no se perdiera la magia, para que se borrara la línea entre realidad y ficción que tan marcada tenemos los actores», explica Luna.

De esta manera, Luna consiguió que durante la película «el niño transitara por un mundo casi real, para poder capturar el brillo en sus ojos. Cuando actúas, la inocencia se va perdiendo, y eso es algo que solo pasa una vez» .

El resultado es una historia con un «difícil» equilibrio entre el drama y el humor que Luna tuvo que «reescribir» en la fase de edición, seleccionando las imágenes para que «algo que de partida puede resulta divertido, un niño comportándose como un adulto, nos hiciera ponernos en el lugar de una madre, que no estaba disfrutando en absoluto con esa situación».

Para Luna, el cine es una «importantísima herramienta de cambio, un espejo de la sociedad, un vehículo para contar historias y encontrarnos en las historias de otros» , por lo que espera seguir trabajando como director para seguir «conectándose» con el público.

El actor y director, que ya busca nuevos proyectos, se siente «ansioso» por despedirse de Abel, algo que hará en el Festival de Cine de Los Ángeles, para poder dedicarse a su familia.

Mientras tanto, aprovecha el tiempo que pasa fuera de casa para ver la nueva película de su «amigo» Alejandro González Iñárritu, Biutiful, que representará a México en los premios Oscar y que se proyecta también estos días en el marco del BFI.

«Salí afectado, pega profundo, pero es una película muy poderosa hecha por gente muy querida», dice Luna, que se niega a hacer más valoraciones porque no había podido aún comentar sus impresiones con sus amigos y no quería que éstos se enteraran por la prensa.

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