¿QUÉ VIENE?
Por: SEAN OSMIN HAMUD RUIZ
Una discusión fundamental en estos días se ha estado dando en lo que respecta a si la Suprema Corte tiene facultades legales o no respecto a suspender o rechazar la reforma judicial recién aprobada.
En técnica jurídica, por lo menos hay dos esferas de análisis que están corriendo en paralelo y que sin importar ideologías, es deber de los involucrados estudiar y agotar.
La primera, más compleja, más abstracta, más polémica, es la que se refiere a la constitucionalidad de esta iniciativa. Un cuestionamiento va por el lado de si la Corte puede o no, legalmente, estudiar el cambio propuesto y determinar su aplicación o no, desde una perspectiva de capacidades jurídicas.
¿Tendría que estar estudiando o no el caso (y obviamente dar su veredicto al respecto)? He aquí la arista mas puntiaguda. Al estar sujeta la respuesta a una interpretación, el ponerse de acuerdo en ello depende de voluntades principalmente. El aspecto purista de un docto estudio no tiene una respuesta contundente. Por ello buena parte del embrollo.
Asumiendo que se parte de que sí puede y debe la corte sentenciar al respecto, se le apareja la otra pregunta fundamental ¿esta reforma contraviene la esencia de nuestra constitución? ¿vulnera principios fundamentales? ¿viola garantías constitucionales? En este estadio podría haber muchos más elementos que sustenten el resolutivo que sostenga que efectivamente hay serios elementos anticonstitucionales en esta nueva ley y sus secundarias. La dificultad estriba en que si no se acepta el primer postulado, este segundo se queda sin sustento.
La otra esfera es la más sencilla, técnica, aplicable y de efecto casi inmediato. Demostrar que el proceso legislativo se ignoró en muchos de sus pasos. Evidenciar que la forma en que se aprobó carece del protocolo legal exigible en cualquier procedimiento y por lo tanto, al ser una ley mal hecha, se tiene que repetir, pues no se puede publicar e intentar hacer cumplir un ordenamiento que viene viciado de origen. Aquí hay elementos clarísimos para transitar hacia su suspensión y reposición.
El desafortunado asunto es que, acostumbrados como ya nos tiene la 4T a que a ellos no se les puede venir con eso de que “la ley es la ley”, la posibilidad mayor es que les importe lo mismo que una semilla de mostaza.
Pero aquí se pone buena la cosa. En meses (8 más o menos) viene en camino y de manera inevitable, la renegociación del TMEC.
¿Qué le va a responder la presidenta Sheinbaum a sus similares de USA y Canadá cuando le pregunten qué tipo de certezas y garantías jurídicas tendrán estos gobiernos, sus empresarios, sus inversiones y sus ciudadanos respecto a un poder ejecutivo que sin mayor justificación que la pura opinión desoye, incumple y desacata resoluciones provenientes de su Suprema Corte?
A ellos no les va a importar que les digan que Piña es neoliberal, o que los juzgadores que resolvieron en sentido contrario a la reforma judicial no entienden ni quieren la implementación del “humanismo mexicano”. Van a pedir certezas que a ojos vistas nadie les va a poder garantizar.
Creo que esa va a ser, paradójicamente, nuestra última línea de defensa. Muy raro va a resultar ver que frente al maldito capitalista extranjero van a tener que DOBLEGARSE.
MICROCUENTO
Me encanta mi cactus que me recuerda al personaje del “tío cosa” de los Adams. Tiene poco que lo cambié de lugar y maceta. Estoy pendiente a su riego, la cantidad de luz y calor que requiere, que no vaya a caerle alguna plaga. Y corresponde, ha crecido enormidades. Casi así como el amor…