Por: Héctor Romero Fierro
Indolente, cínico y soberbio podemos calificar a López-Gatell, al burlarse en forma sarcástica de la propuesta elaborada por seis exsecretarios de Salud, Salomón Chertorivski, José Ángel Córdoba, Julio Frenk, Mercedes Juan, José Narro y Guillermo Soberón, en el estudio denominado “La gestión de la pandemia en México: análisis preliminar y recomendaciones urgentes” que señalaron que hay una falla en el manejo de la pandemia por parte de nuestras autoridades, proponiendo un plan de manejo de ocho semanas para enfrentar el virus covid-19, y Gatell, en lugar de analizarla, simplemente se burló del citado estudio, incluso reconociendo no conocerlo, diciendo que si en seis semanas se logra eliminar la epidemia quiere decir que hay una fórmula “que el mundo entero no ha considerado”, tachando a priori las propuestas de “fórmulas mágicas”.
Chertorivsky le reviró diciendo que “ojalá @HLGatell (el subsecretario) se dé tiempo para revisar el documento que hoy presentamos seis exsecretarios de Salud. 67 mil muertes nos obligan a ser serios y a él a ser humilde”.
Los pésimos manejos de la pandemia se traducen en más de 69 mil 649 muertes al día de ayer, con 652 mil 634 casos reportados con una mortalidad de más del doble de la media mundial, ocupando el séptimo lugar mundial en número de contagios totales y cuarto lugar mundial en número de muertos y mismo lugar en número de muertes por día, deberían obligar a los dos López (Obrador y Gatell) a ser más humildes, reconocer que han equivocado el manejo y con modestia analizar la propuesta que desinteresadamente les formulan los exsecretarios, quienes concluyen que: es un error grave la subestimación de la gravedad de la pandemia; se tiene información fundamental insuficiente; hay una actuación acotada y limitada por parte de las autoridades; existió una respuesta general tardía; que se recomendaron medidas de confinamiento desarticulados; que existe una ausencia de coordinación nacional; que hay una total descoordinación sin capacidades estatales suficientes; que se utilizó un modelo equivocado para reconocer el avance de la pandemia; que se tomaron decisiones basadas en información precaria y sin validez estadística; sin comunicación clara, concisa, consistente y creíble; que se emitieron decretos poco claros que ocasionan comportamientos disímiles y confusión; fragmentación y contrastes en las medidas estatales; (ojo) la estrategia principal para controlar la pandemia fracasó; el 79 por ciento de los fallecidos no recibieron cuidados intensivos; se ignoró la experiencia internacional; incomprensible negativa a realizar pruebas; resistencia anticientífica al uso de cubrebocas; debilidad institucional y presupuestal de la vigilancia epidemiológica; improvisación y desorden administrativo para el equipamiento médico; desprotección del personal médico; fallas graves en el plan de reconversión hospitalaria; malestar generalizado entre el personal médico; política económica exigua y equivocada; reapertura sin respaldo en indicadores clave; apertura precipitada y fallida; incertidumbre acerca del verdadero tamaño de la pandemia en México; cerrazón, falta de diálogo e indisposición para corregir. Con esas conclusiones entiendo el apodo a Gatell de Doctor Muerte.