EDITORIAL AF

Encuestas

Todos los partidos políticos ya están en condiciones de evaluar resultados posibles de sus campañas y la aceptación ciudadana que van teniendo los planteamientos.

En el caso de los aspirantes a gobernador transcurre la mitad de una campaña de tres meses, mientras que los diputados federales, locales y alcaldes tuvieron tiempo para afinarlos y arrancar con ímpetu aún más claro, aunque apenas lleven casi dos semanas de proselitismo.

Aunque se diga que la democracia mexicana es una de las más caras del mundo por el costo elevado del financiamiento y que más de once millones de mensajes proselitistas aturden a los receptores a través de mantas, radio, televisión, internet y redes sociales (no reguladas como gasto), esa presencia es medida por diferentes empresas dedicadas a las encuestas.

En los últimos años, este método se incorporó como arma de propaganda, relaciones públicas y mercadeo, pues los datos demoscópicos son maniobrados para descréditos, armar mentiras a medias y construir estados anímicos durante las campañas.

Diversas casas encuestadoras, como Consulta Mitofsky, se labran su prestigio con este quehacer estadístico, y pronostican la intención electoral en diferentes tiempos. La más reciente de la compañía dirigida por Roy Campos desde hace veinte años apareció hace días en su página electrónica con un mensaje necesario: no son pronósticos, no caiga en la tentación de pensar que no habrá cambios.

Esa indicación resulta benéfica para que los candidatos sepan que la numerología involucrada en los sondeos más que definitivos son una instantánea, un perfil momentáneo y que la población sepa leerlos en su dimensión correcta para normar el criterio de su sufragio. Además, esos rastreos soslayan aspectos partidistas como el llamado voto duro, el manejo corporativo de quienes sufragan y la movilización misma el día de los comicios.

La gran encuesta electoral llamó Mitofsky a su registro: el nivel de confianza del nuevo órgano electoral (INE), es similar al del anterior (IFE) previo al proceso electoral de 2009: 21% dice tener mucha confianza, 44% regular y solo 29% dice tener poca o nada confianza (en 2009 llegaba hasta 35% esa desconfianza).

En el aspecto de rechazo partidista: El PRI obtiene un 44% de mexicanos que dicen que no votarían por él; PRD y PAN muestran 35% de rechazo y en cuarto lugar de negativa a votar por él aparece un nuevo partido, morena, con 33%.

En las preferencias: El PRI y Morena son los partidos que muestran avance relativo entre febrero y marzo, en cambio los que más bajan son PAN y PT, aunque en todos los casos los porcentajes muestran poca variación. La mayoría se mantiene en la misma posición aunque se separan Morena y PVEM, que ocupan el 4 y 5 lugar. Nueva Alianza pasa del lugar 8 al 6 al superar al PT y MC, aunque siguen todos en peligro de no obtener registro.

En el apartado de variaciones, cuando se eliminan a quienes no manifiestan preferencia, el PRI incrementa de 5 a 9 puntos su ventaja sobre el PAN; Morena disminuye su desventaja respecto al PRD de 7 a 5 puntos. Siguen apareciendo 5 partidos en peligro de desaparecer, aunque Nueva Alianza crece y se sale de la “zona roja”.

Esta fotografía cambiará en las urnas el 7 de junio, así que será importante la conciencia cívica de ejercer el voto, más allá del descreimiento colectivo de la política.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí