El Ejército de Estados Unidos comenzó a aislar a los soldados que regresan de una misión de respuesta contra el ébola en África Occidental, mientras Australia se convirtió en la primera nación rica que negará la visa a los países azotados por la enfermedad, en medio de la ansiedad mundial por su propagación.
Las últimas medidas, junto con las decisiones de algunos estados estadounidenses de imponer cuarentenas obligatorias a los trabajadores de la salud que vuelven después de tratar a las víctimas del ébola en África Occidental, fueron calificadas como extremas por las autoridades sanitarias y Naciones Unidas.
El funcionario de salud a cargo de organizar la respuesta de Washington al ébola advirtió en contra de tratar como «parias» a los médicos y enfermeras que regresan desde África Occidental.
El brote ha acabado con la vida de al menos 5.000 personas desde marzo, sobre todo en Guinea, Sierra Leona y Liberia, pero nueve casos en Estados Unidos generaron alarma, y estados como Nueva York y Nueva Jersey ignoraron los consejos federales y decidieron introducir sus propios controles estrictos.
Naciones Unidas criticó duramente el lunes estas nuevas restricciones: «Los trabajadores de salud que regresan son personas excepcionales que están dando parte de sí mismos a la humanidad», dijo Stéphane Dujarric, portavoz del secretario general, Ban Ki-moon.
«Ellos no deben ser sometidos a restricciones que no estén basadas en la ciencia. Las personas que desarrollan infecciones deberían ser apoyadas, no estigmatizadas», agregó.
MAYOR GENERAL EN AISLAMIENTO
Los soldados estadounidenses que regresan de África Occidental también están siendo aislados, aún cuando no hayan mostrado síntomas de infección y no se cree que hayan estado expuestos al virus mortal, dijeron las autoridades el lunes.
En un comunicado, el Ejército dijo que el jefe del Estado Mayor, general Raymond Odierno, ordenó un período de seguimiento de 21 días a los efectivos que regresan «para garantizar a los soldados, sus familiares y sus comunidades que estamos tomando todas las medidas necesarias para proteger su salud».
El Ejército aisló cerca de una decena de soldados cuando regresaron el fin de semana a su base en Vicenza, Italia. Esta medida incluye al mayor general Darryl Williams, supervisor de la respuesta militar inicial al brote en África Occidental.
«Estamos alojados en una zona separada (de la base). No hay contacto con la población general ni con las familias. Nadie estará caminando por Vicenza», dijo Williams a Reuters en una entrevista telefónica.
El Ejército estadounidense ha subrayado en repetidas ocasiones que su personal no está interactuando con pacientes contagiados con ébola y que está construyendo unidades de tratamiento para ayudar a las autoridades sanitarias que luchan contra la epidemia.
Unos 4.000 soldados estadounidenses podrían ser desplegados en la misión.
«Desde una perspectiva de salud pública, no sentimos que el aislamiento sea apropiado», dijo el doctor Jeff Duchin, epidemiólogo del estado de Washington y presidente del directorio del comité de salud pública de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos.
La decisión va mucho más allá de los protocolos militares previamente establecidos y llegó justo cuando la administración del presidente Barack Obama intenta frenar las cuarentenas preventivas impuestas en algunos estados.
DUDAS SOBRE LA CUARENTENA
Funcionarios federales de salud de Estados Unidos actualizaron el lunes las guías para los médicos y enfermeros que regresan de África Occidental, quedando bien lejos de las polémicas cuarentenas obligatorias.
El doctor Thomas Frieden, director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por su sigla en inglés), pidió el aislamiento de las personas con mayor riesgo de infectarse de ébola.
Pero dijo que la mayoría de los trabajadores sanitarios que vuelve desde los tres países devastados por la epidemia puede recibir supervisión diaria sin necesidad de estar aislados.
«En los CDC basamos nuestras decisiones en la ciencia y la experiencia. Basamos nuestras decisiones en lo que sabemos y aprendemos. Y como la ciencia y la experiencia cambian, adoptamos y adaptamos nuestras guías y recomendaciones», dijo Frieden.
Las nuevas normas de la administración de Barack Obama no son obligatorias y los estados tienen derecho a implementar políticas más estrictas.
Algunos funcionarios estatales, enfrentados a una amenaza a la salud pública poco habitual, consideran que las restricciones federales a las personas procedentes de los países más afectados por el ébola no son suficientes para proteger a los ciudadanos y decidieron imponer medidas más duras.
Australia emitió el lunes una prohibición general de visas a las naciones afectadas por el virus en África Occidental para impedir la llegada de la enfermedad, convirtiéndose en el primer país rico que cierra sus puertas a la región.
Australia no ha registrado ningún caso de ébola pese a que han habido varias alarmas, y el primer ministro conservador, Tony Abbott, se ha resistido hasta el momento a las repetidas peticiones de enviar personal médico para ayudar a combatir el brote sobre el terreno.
La prohibición de visa de Australia generó preocupación en África.
«Los países occidentales están causando un pánico masivo, que no ayuda a contener una enfermedad contagiosa como el ébola», dijo el portavoz del Gobierno de Uganda, Ofwono Opondo.
«Si crean pánico masivo (…) este miedo acabará extendiéndose más allá de la gente normal, hasta los trabajadores de la salud o la gente que transporta a los enfermos, ¿y entonces qué pasará? Poblaciones enteras serán aniquiladas», agregó.