El cáncer en la mujer
Por: Psic. Marilú Elizabeth Gómez Madrigal
Octubre se pinta de rosa para crear conciencia y luchar contra una de las principales causas de muerte en mujeres en nuestro país: el cáncer de mama.
Este padecimiento genera una gran variedad de reacciones emocionales en cada etapa, desde el prediagnóstico hasta la remisión y/o cuidados paliativos. Durante los 31 días del mes se lanzan campañas a nivel nacional para la detección oportuna y el tratamiento del cáncer de mama, pero, ¿qué hacer con las emociones que surgen?
Desde el momento en que una mujer percibe cambios en sus senos o un bulto anormal, surge la necesidad de consultar a un médico, quien generalmente solicita una biopsia. Es en este punto donde comienza un camino lleno de incertidumbre. «Siento que el mundo se me derrumbó» es una frase que se escucha con frecuencia entre mujeres diagnosticadas, seguida de “¿Qué será de mis hijos (o mi familia)?” El impacto de recibir esta noticia suele desencadenar una oleada de emociones: miedo, ansiedad, enojo y angustia.
El diagnóstico de cáncer es un proceso que suele llevar a las mujeres por etapas de negación y racionalización, para luego dar paso al miedo y la tristeza, hasta llegar a la aceptación de la enfermedad, lo cual facilita enfrentarse a ella. En esta fase, muchas buscan segundas opiniones, investigan los diferentes tratamientos y sus efectos secundarios. El acompañamiento psicooncológico es crucial, ya que permite que las pacientes se sientan escuchadas y apoyadas, puedan expresar sus emociones de forma auténtica y movilicen sus recursos psicológicos para mejorar la comunicación con su oncólogo y adoptar una actitud de lucha contra la enfermedad.
Durante el tratamiento, la paciente suele experimentar una “montaña rusa emocional”: comienza con esperanza y fe en la efectividad de los medicamentos, pero teme a los efectos secundarios. Otras emociones intensas como la ansiedad y la depresión también pueden presentarse, por lo que es importante que la psicooncología ofrezca un acompañamiento constante. Este apoyo ayuda a que la paciente establezca metas y pasos a seguir, manteniendo un sentido de propósito. La familia y los amigos cercanos son su principal red de apoyo y a menudo asisten a terapia para acompañar desde su propio dolor y sus miedos, construyendo juntos un soporte emocional.
Al finalizar el tratamiento oncológico, se realizan pruebas para confirmar la ausencia de células cancerígenas. «¿Qué puedo hacer para evitar que la enfermedad regrese?» es una pregunta frecuente. Cuidarse, resolver conflictos emocionales que dificultan disfrutar el presente y la continuación del acompañamiento psicooncológico son medidas que contribuyen a reestructurar la vida y adaptarse a una nueva rutina saludable.
En casos de metástasis o avance de la enfermedad, el apoyo emocional también se enfoca en ayudar a la persona y su familia a prepararse desde el amor, facilitando el proceso de duelo anticipado.
La atención psicooncológica es fundamental en cada etapa. Escuchar al paciente y a su familia, proporcionarles estrategias para activar sus mecanismos de afrontamiento y ayudarlos a ajustar su realidad son pasos esenciales para que puedan enfrentar esta difícil situación con resiliencia.
Psic. Marilú Elizabeth Gómez Madrigal
Psicoterapeuta infanto juvenil
Docente de primaria.
Estudiante maestría de Psicooncología
Correo: maelgoma@hotmail.com