El ciclo menstrual de las mujeres influye muy fuertemente en sus hábitos de consumo, ya que en la fase fértil suelen preocuparse más por su apariencia, comprarse más ropa y comer menos.
«Estos cambios en los hábitos de consumo ocurren de manera inconsciente a causa de las fluctuaciones hormonales. Nuestra investigación identifica en qué momentos las mujeres están más vulnerables a sucumbir a las tentaciones cíclicas de las comidas de muchas calorías y de los productos que mejoran su apariencia», explica el especialista en marketing Gad Saad, quien condujo la investigación realizada por la Universidad de Concordia (Canada)
Las conclusiones fueron publicadas en la revista Journal of Consumer Psychology.
LA EVOLUCIÓN DE HOY
El experto explica que su objetivo fue determinar como el ciclo menstrual influye en los deseos de consumir productos de belleza y comida. Saad pidió a 59 voluntarias que registraran en detalle durante 35 días que comían, que ropa se ponían, que productos compraban y que hábitos de belleza adoptaban.
Al analizar estos datos los expertos notaron que existe un patrón en cuestiones como el tiempo que destinaban las participantes a maquillarse, a tomar sol, a comprar prendas y a comer alimentos hipercalóricos. En la fase fértil de su ciclo menstrual, las participantes hacían más cosas para verse bien, gastaban más dinero en comprar ropa y comían menos. A su vez, en el período no fértil (del día 16 al 28) tenían más antojos de alimentos y elegían comidas más calóricas.
Saas considera que, en el pasado ancestral, las mujeres debían enfocarse en lograr una pareja en épocas fértiles para poder concebir. En nuestros tiempos, esa necesidad evolutiva se traduce en un mayor consumo de productos de belleza. A su vez, en la fase no fértil las mujeres «consumen más calorías porque se dan procesos fisiológicos y psicológicos que favorecen las actividades no relacionadas con la reproducción, como la búsqueda de alimentos».
Saad considera que ser conscientes de estas influencias puede ayudar a las mujeres a tomar decisiones por sí mismas en vez de estar tan afectadas por el determinismo biológico.