El Coaching de vida no es Psicoterapia.
Por: Eder X. Vicente G.
En el vasto mundo del marketing y consumo contemporáneo, la búsqueda de «bienestar» no es ajena a lo mencionado, por lo cual, también se ha monetizado en distintos tipos de servicios.
Para ser específicos, uno de estos servicios se refiere a la salud mental, donde la psicoterapia y psiquiatría son las áreas especializadas en la materia. Sin embargo, en la actualidad se ofrece una amplia gama de «soluciones» para problemas psicológicos, incluyendo prácticas como la chamanería, la homeopatía, la arboloterapia, tratamientos con ayahuasca, flores de Bach, masajes ancestrales, entre otros. En los últimos años, ha surgido un servicio que se ha popularizado: el Coaching de Vida.
Quizás usted, amigo o amiga lector/a, haya escuchado en redes sociales, internet o televisión mencionar lo siguiente: «actriz contrata los servicios del coaching tal…», «futbolista tiene su propio coaching que…», «Club deportivo tiene el área de coaching…», y aunque la mayoría de las personas no tienen conocimiento sobre su significado o las funciones, algunas suelen confundirlo con algún tipo de trabajo psicoterapéutico. Por tal motivo, he decidido realizar este escrito para explicar si el coaching realmente funciona como un tratamiento psicoterapéutico.
En primera instancia, es importante hablar de forma concreta sobre su definición y contexto: ¿Qué es el coaching? Pues bien, este término proviene de la palabra en inglés «coach», que significa «entrenador», y al decir «coaching», su traducción es literalmente «entrenamiento». ¿Dónde surge esta práctica? Nació en el ámbito deportivo durante la década de los 70, con la finalidad de establecer una estrategia para que el propio deportista pudiera superar sus limitaciones (deportivas y mentales) ante un contexto adverso en su competencia, y así lograr sus objetivos. Años después, este entrenamiento mental comenzó a usarse en el ámbito empresarial, con la intención de mejorar el trabajo en equipo. Y aunque el contexto era totalmente diferente, las estrategias suelen ser similares. Actualmente, estas estrategias han comenzado a implementarse en el «trabajo personal» para lograr lo que llaman «éxito de vida», surgiendo así el coaching de vida. ¿En qué consiste el coaching de vida? La idea central del coaching se basa en la Programación Neurolingüística (PNL), fundada en los 70 por los lingüistas Richard Bandler y John Grinder. Este enfoque, a diferencia de las ciencias de la psicopatología, presenta una visión fenomenológica, es decir, utiliza la comprensión y descripción de una problemática psicológica. Por tal motivo, al distanciarse de la psicología o psiquiatría, carecía de fundamento científico. Al tener un fundamento basado en los procesos de la lingüística, el enfoque del coaching consiste en trabajar la reflexión de la autoconciencia; es poder hacer que una persona enfrente sus limitantes cognitivas (pensamientos disfuncionales) a través de modificaciones cognitivas con técnicas de trabajo mental y contextuales, que, dicho de manera simplista, es cambiar el «yo no puedo/no lo lograré» por el «sí puedo/sí lo lograré». Además, al igual que en cualquier otro trabajo donde se requiera el cambio de mentalidad, una característica muy relevante en el coaching de vida es la relación interpersonal que se establece entre el coaching y su cliente (llamado coachee o coacheado).
Lo anterior es, en términos generales, la idea central del Coaching de Vida. Pero la pregunta es, ¿Cuáles son los aspectos negativos del coaching de vida? A decir verdad, la práctica en sí, de acuerdo con las estrategias, puede funcionar en ciertos aspectos, ya sea a nivel personal o grupal; permite hacer conscientes acciones, hábitos, valores, creencias, historias y juicios, con el fin de facilitar procesos de cambio que permitan a la persona tomar acciones que lo lleven a ser más completa emocional y cognitivamente. Es más, siendo sincero, y permitiéndome hablar en primera persona, yo, como psicoterapeuta, he utilizado estrategias de esta índole para realizar modificaciones en los sesgos cognitivos (pensamientos erróneos a un contexto real). Entonces, no es especialmente la problemática en las ideas del trabajo del coaching como enfoque, que, aunque no sea una práctica basada en evidencia científica, es mucho decir. No, lo que los profesionales de la salud mental critican tajantemente hoy en día, es a las personas que hacen coaching de vida y que solo buscan obtener beneficios económicos vendiendo el servicio de manera mercadológica. La crítica recae en que estas personas, en su mayoría, no son profesionales en el área de la salud mental, por lo que desconocen el funcionamiento de la mente, el proceso de información cognitiva, las conductas maladaptativas o las estrategias cognitivas disfuncionales. Estas personas generalizan al ser humano, creyendo que los problemas de la mente tiene un proceso simplista y que sólo se trata de modificarla con frases. Por otro lado, normalmente el resultado de una persona que haya pasado por un proceso de coaching, suele tener, sí, claramente, una mentalidad diferente, incluso sus pensamientos son en su mayoría positivos, pero es precisamente esto lo que puede ser perjudicial, pues la persona cree que todo tiene que ser positivo, volviéndose más intolerante a los procesos negativos de la vida. Al rechazar estos aspectos desagradables, modifica sus pensamientos a negaciones, además de volverse más egocéntrica, debido a los pensamientos implementados de «yo contra el mundo». Para concluir el análisis, además de todo lo anterior, al igual que muchos otros servicios, el coaching de vida no está regulado por instituciones que verifiquen que su trabajo tenga, por lo menos, ética profesional.
En conclusión, el escrito no tuvo la intención de satanizar un enfoque que puede ser útil en ciertos aspectos si lo realizan personas profesionales en la salud mental. La intención era establecer que la gente tenga un análisis de un trabajo que hoy en día es popular por razones mercadológicas y no por sus resultados científicos. Sin embargo, a pesar de todo lo anterior, elegir un servicio o producto es un derecho de cada persona, pero también un profesional de la salud mental tiene obligación ética dar a conocer las diferencias y determinar que el coaching de vida no es psicoterapia.
Psicólogo Eder X. Vicente G.
Mtro. En TCC.