Los zapatos se hunden, se derrapan, como si trajeras patines. Miras para encontrar el fin y es inútil: el horizonte se pierde cuando el cielo aborregado se junta con la arena blanca de este desierto, estás en Cuatrociénegas, Coahuila.
El guía explica explica que estas dunas son inmaculadamente blancas por el sulfato de calcio que compone el suelo de la zona. “Hay estudios que comprueban que la superficie del planeta Marte también es de yeso”, comenta el guía.
También cuenta algo que más bien parece una leyenda: hace cientos de millones de años, Coahuila era parte del mar de Tetis, ahora el Océano Índico. Sus aguas se evaporaron en esta región y sus montículos de sal quedaron en la superficie.
Mientras el paseante explora, puede observar troncos de árboles transformados en esculturas de yeso. Montañas enormes, por donde sin temor a sufrir un accidente, se puede resbalamos -tal cual resbaladilla- y caer sin peligro. La arena es tan fina como cualquier playa del Caribe.
“Lo que verán aquí puede ser que no esté para la próxima semana”, depende de las ganas que tenga el viento “que hace que las dunas se muden de lugar, se aplanen o alcancen hasta 10 metros de altura”, comenta el líder del grupo.
Entre mezquites y biznagas corren algunas lagartijas. “La mayoría de los animales o insectos viven bajo la arena. Hay escarabajos, alacranes y hormigas”. Durante el día no se ven, pues son igual de nocturnos que los coyotes y los zorros.
La temporada ideal para visitar las dunas de yeso de este desierto blanco es a principios del mes de enero hasta el inicio de marzo. Se pueden realizar recorridos pero sólo por la mañana, antes de que la temperatura alcance los 32 grados centígrados, y el cuerpo busque por instinto ocultarse del los agotadores rayos del Sol.
Los paseos se hacen en grupos mínimos de cinco personas; se contratan en la ciudad de Monclova – a 80 kilómetros deCuatrociénegas- o en el Centro de Información Poza Azul, otra maravilla natural del Estados.
Los recorridos duran aproximadamente una hora y están disponibles de viernes a domingo de 12:00 a 19:00 horas.
A 30 minutos de las dunas, están “Las Pozas”, pequeñas lagunitas con una profundidad de 50 centímetros, donde la naturaleza hace sinergia con los peces y tortugas que nadan tranquilamente en las cristalinas aguas, el contraste del paisaje es extremo.
Ahí está permitido acampar en estos meses. Es necesario llevar equipo propio y pagar 100 pesos por tienda de campaña. El lugar cuenta con vigilancia.
Después de la caminata y las fotografías se recomienda regresar a Monclova y comer en el restaurante “El Campamento”, en la calle Boulevard Harold 1615, para probar los antojitos y el tradicional cabrito. El gasto promedio por persona es de 80 pesos.
El turista debe vestir cómodo para recorrer tranquilamente sobre la fina arena, es necesrio llevar lentes de Sol, para no encandilarse con el resplandor de la superficie blanca; la gorra también es indispensable para espacar de un bronceado indeseado.
Y para los amantes de la fotografía lo más recomendable es conseguir un filtro polarizado para que contrarrestre el reflejo del Sol en la superficie.
¿Quién te guía?
El Centro de Información Poza Azul, te brinda información para recorrer en su totalidad el desierto blanco de Cuatrociénegas. Horarios: Viernes a domingo a partir de las 12:00 hasta las 19:00 horas. El costo por persona es de 25 pesos.
Teléfono: (869) 696 0619. Viernes a domingo de 12 a 19 horas.