Colima.- El 9 de agosto de 1612, el Virrey de la Nueva España ordenó la tala de palmeras en Colima para evitar que se siga elaborando el vino de coco, que al parecer era una amenaza para los comerciantes del consulado de México, porque competía con los vinos españoles.
En su libro de “Efemérides de Colima y México” del prestigiado historiador Juan Oseguera Velázquez señala que dicha disposición no llegó a ejecutarse ante los múltiples argumentos expuestos por los vecinos de Colima, entre otros, que contribuían a la defensa de la Mar del Sur, combatiendo a los piratas, que periódicamente merodeaban por la costa.
Eran los tiempos en que Felipe III era el Rey de España y la Nueva España, hoy México vivía una transición en el virreinato, pues Fray García Guerra fue el Virrey hasta el 22 de febrero de 1612, fecha en que murió un accidente.
Mientras Diego Fernández de Córdoba, el primer Marqués de Guadalcázar, fue Virrey del 18 de octubre de 1612 hasta el 14 de marzo de 1621.
De acuerdo a la reseña histórica y datos sobre el coco de la Sociedad Colimense de Estudios Históricos, “probablemente por las hermosas costas de Manzanillo, Alvaro de Mendaña introdujo a Colima los primeros cocos en 1569, pero fueron los filipinos, quienes tenían una larga tradición en torno al cocotero, los que enseñaron a los colimenses técnicas de explotación intensiva de esta planta”.
“La fabricación de suaderos a partir de una tela natural que produce el cocotero (llamada angeo), la utilización de la palapa en la arquitectura popular y como materia prima para tejer capotes, y la extracción y preparación de tuba, vino, vinagre y aceite de coco, fueron elementos característicos e importados de la cultura filipina, no costumbres típicas de Colima, como habitualmente se supone.”
“De esta manera, el cultivo de los cocoteros que llegaron a Colima a finales de la década de 1560 tuvo tanto éxito que en pocos años la producción del vino de cocos fue vista como una amenaza para los Comerciantes del Consulado de México, porque competía con los vinos españoles, que generalmente eran más caros”.
“En consecuencia, la Audiencia de México emitió un mandamiento que ordenaba la tala de todos los cocotales de la provincia de Colima, medida que afortunadamente no llegó a ejecutarse. La provanza de 1612, levantada por los vecinos de la Villa para defender sus palmares registra que el valor aproximado de los cocotales colimenses se estimó en 138 mil pesos. Diez años después, en 1622, su valor ascendió a 162 mil pesos”.
Derechos reservados AFmedios
{jathumbnail off}