EL DOMINGO FUE 3 DE MAYO

LECTURAS
Por: Noé GUERRA PIMENTEL

Desde temprano a la distancia se escucharon los cohetes de fiesta. Cada año el 3 de mayo normalmente en muchas partes del país los albañiles adornan una cruz de madera que colocan en lo alto de las construcciones, dejan de trabajar a medio día y festejan con música, baile, bebidas y comida. En todas las obras en construcción de nuestro país, los albañiles llevan esta costumbre de adornar una cruz hecha con trozos de madera la cual es bendecida por un sacerdote antes de ser colocada en lo más alto de la obra. Conocido como el Día de la Santa Cruz, este día los trabajadores de la construcción se organizan para que después de escuchar misa dé inicio el festejo que durará todo el día con gastos que de ordinario corren a cuenta del dueño de la construcción o el contratista.

El 3 de mayo aparece en el calendario del santoral católico como el Día de la Santa Cruz, sin embargo, los trabajadores de la construcción también lo celebran como el Día del Albañil. La Santa Cruz -que se refiere a la cruz de madera en la que según la tradición católica murió Jesús- se celebra ese día porque en esa fecha, pero del año 326, fue cuando los restos de la misma fueron encontrados por Helena (Santa Elena) de Constantinopla, después de un largo y difícil peregrinar en el Monte Calvario, lugar donde se afirma se llevó a cabo la predicha crucifixión.

Según refiere el historiador Eusebio de Cesárea (263-339), en la víspera de la batalla contra Majencio, el emperador romano Constantino I «el Grande» (272-337) soñó, se le rebeló o vio, una cruz luminosa a la vez que en latín escuchó como retumbe en su cabeza: «Con este signo vencerás». Ante lo que sugestionado ordenó colocar en estandartes y bandera una cruz, sosteniendo que a partir de ese día «creería en Jesús como su madre, Helena».

Al final Constatino triunfó y, en consecuencia, dejó de perseguir a los cristianos. Antes de morir el soberano fue bautizado en la fe cristiana, lo que lo convirtió en el primer emperador romano cristiano. Pero si bien él visionó la cruz, el hallazgo de la reliquia corresponde a Helena, su madre, cónyuge de su padre el emperador Constancio Cloro, quien, además, luego de encontrarla, difundió su originalidad y virtudes después de haber comprobado su mística legitimidad en solemnes procesiones por Jerusalén y los dominios romanos, incluida la Hispania.

En lo que es hoy nuestro país como en varios de Sudamérica, la tradición data de la exploración y conquista por parte de europeos a esta región, diversas fuentes señalan al sincretismo étnico y cultural que de hecho tuvo lugar. Es de recordar que los pueblos originales hacían rituales de sacrificio para la buena cosecha. Luego de la evangelización este uso se mezcló con las creencias cristianas y se empezó a venerar a la Santa Cruz.

Se atribuye al franciscano Fray Pedro de Gante su impulso en la entonces Nueva España y aunque en la segunda mitad del siglo pasado dicha veneración fue suprimida por el papa Juan XXIII, la gente del campo y, principalmente, los albañiles la mantuvieron viva, por lo que el clero gestionó su vigencia.

Ahora bien, si no existe una versión oficial sobre el origen de esta tradición entre albañiles y salineros en muchas partes del país como en Colima, no hay que perder de vista que con el tiempo y por diferentes motivos entre conflictos armados, sequías y hambrunas se gestaron obligadas migraciones del campo a las ciudades y que muchos de aquellos campesinos, con pocas alternativas y a falta de mayores conocimientos, se emplearon como ayudantes de albañil, manteniendo algunas de las tradiciones traídas consigo, como la de encomendarse a la Santa Cruz, ya no para la buena cosecha, en su caso, sino para evitar accidentes.

Práctica la anterior que, sin poder determinar en qué momento, también adoptaron los campesinos villalvarenses y de otros municipios aledaños favorecidos con el reparto agrario formalizado durante el primer tercio del siglo y que por tal razón cada año en esta temporada migraban -algunos aún lo hacen-, a la laguna armeriense de Cuyutlán para el provecho de la sal, aunque dicha labor tenga sus antecedentes en tiempos remotos, incluso previos al arribo de nuestros ancestros europeos.

De esta manera se puede entender que tanto en parcelas agrícolas como en construcciones de nuestro país y particularmente en las eras salineras de Cuyutlán en Armería, Colima, cada año sean levantadas cruces decoradas con papel de colores a las que se ofrece un convite y, además, en el caso del campo y de las salinas, se lleven peregrinaciones con chirimía, danzantes, banda de música o mariachi, quema de cohetes y misa. ¡Felicidades en su día! No obstante, esta aciaga época de la contingencia sanitaria por el coronavirus.