Presentó una serie con seis fotografías que capturan la imagen de tianguis de Colima y Michoacán
En el puesto de frutas se apilan manzanas, naranjas, peras; luego uno voltea la mirada y se encuentra con la carne de una res fresca; dos pasos más y aparecen los vendedores de comida, de ropa…nadie puede pasar indiferente por los mercados, que no han perecido ni con la llegada de los grandes almacenes: siguen ahí repletos con los olores y los sabores de la tradición. El fotógrafo Héctor Boix obtuvo, el pasado 29 de julio, una mención especial como finalista del certamen ¡Tianguis y mercados, sabores y colores! al que convocó la revista mexicana Cuartoscuro, como parte de los festejos por su 25 aniversario.
Héctor Boix presentó la serie “Tianguis de Tianguis” que recupera, en seis fotografías, su recorrido por diferentes mercados de los estados de Colima y Michoacán: visitó tianguis de Villa de Álvarez, de Pátzcuaro, de Morelia y se detuvo a disparar el botón de la cámara cuando encontraba algo que capturara poderosamente su atención.
El certamen de premiación se realizó recientemente en el Distrito Federal; allá, en la capital mexicana, las fotografías de Héctor Boix –y las de otros fotógrafos honrados con primeros lugares y menciones honoríficas—quedaron expuestas, para satisfacer las miradas curiosas, en el Museo Tlatelolco.
El jurado calificador debió ajustarse a estrictos criterios de selección: “Centenares de miles de fotógrafos de toda la República y extranjeros participamos en la convocatoria; en lo personal me da gusto que entre tantos participantes el jurado se haya fijado en mi trabajo, es un honor publicar en la revista Cuartoscuro y aprender de figuras tan importantes de la fotografía como Pedro Valtierra», apuntó, en entrevista, el fotógrafo de origen español que radica desde hace varios años en Colima.
Y es que Héctor Boix recibió la mención especial de manos del afamado fotógrafo mexicano que ha sido merecedor del Premio Príncipe de Asturias: Pedro Valtierra, por quien profesa una sincera admiración.
Los asistentes degustaron con la mirada las fotografías seleccionadas que están unidas por un hilo conductor en común: nos obligan, a los espectadores, a tener la certeza de que la tradición –pese a la embestida de la modernidad, que parece que tiene como propósito liquidar nuestras raíces—siempre nos permitirá estar en contacto con nuestros orígenes.
«Siempre le dedico todas mis premios a mi pequeña Abril», concluyó Héctor Boix quien va por ahí, con el equipo fotográfico a cuestas, inmortalizando fragmentos del día a día.