Crónica Sedentaria
Por: Avelino Gómez
¿Cómo se llama buscar con todas las fuerzas al hijo o la hija que un día no volvió a casa?
¿Cómo nombrar el espacio vacío en una cama, en una silla puesta a la mesa de alguien que nadie sabe dónde está?
¿Qué nombre poner a ese terrible acto de ser causante o cómplice de desaparecer a la persona que un hermano o padre no encuentra?
¿Qué palabra emplear para designar a ese día, ese angustioso día, cuando Mariana, Luis, Rosario y Arturo ya jamás llamaron ni atendieron su teléfono?
¿Cómo articular las vocales y las consonantes que definan ese polvo que se acumula en las camisas y las blusas que ellos solían portar?
¿Cómo debe llamarse la fragancia que ese cuerpo dejó en la almohada en la que, un día antes de ser desaparecido, recostó su sueños?
¿Cómo se llama el acto de ir un día sí y otro también a los ministerios, a las delegaciones, a las morgues a preguntar por él, por ella?
¿Y la falta de solidaridad, de empatía de un funcionario cuando mira la desesperación, el miedo, el desamparo de alguien que busca y seguirá buscando una noticia, un consuelo al menos? ¿Cómo llamarle a eso?
¿Cuál es el vocablo que abarca la esperanza, la no resignación, la corazonada, el enojo y el miedo en alguien que elige una foto para usarla en un cartel que dirá “fue visto por última vez en…”?
¿Cuántas vocales redondas usar para nombrar el sentimiento de alguien que, al caminar por la plaza, cree ver en otros cuerpos la espalda que, a lo mejor, jamás volverá a abrazar?
¿Y el tiempo que se pasa sin saber nada, sin entender nada de lo que habrá pasado con ese amado cuerpo, con esa hermosa risa? ¿Tiene nombre ese lapso de tiempo?
¿Y el acto de tender una cama, de lavar la falda, de cocinar el guiso favorito de alguien que fue desaparecido? ¿Eso como se llama?
¿Cómo, cuál, en qué diccionario, en qué libro, en qué lengua, con qué boca, con cuántos gritos?
Nota: La Red estatal de desaparecidos en Colima estima que, actualmente, hay más de 700 desaparecidos en la entidad. La falta de resultados de las autoridades en la resolución de los casos exhibe la ausencia de legalidad, pero también la violación al derecho de un trato digno a las víctimas y a sus familiares.