TAREA PUBLICA
Por: Carlos OROZCO GALEANA
Fíjense ustedes que soy un escéptico profesional respecto a los resultados que suelen producirse en encuentros internacionales para resolver problemas de nuestro tiempo y que atañen a la humanidad en su conjunto. Son famosos foros como el de Davos, Suiza, el de la OPEP y en general aquellos que programan organizaciones como la UNESCO o la ONU en los que se producen acuerdos que no suelen cumplirse en su totalidad. Y así, presenciamos un fracaso tras otro, casi siempre por culpa de los países ricos que por no soltar su liderazgo, arrasan de muchas maneras los intereses de los más necesitados.
Pero una cosa son esas asambleas regionales o mundiales y otras son las tareas que desarrollan los hombres y mujeres de ciencia en el mundo, que se la pasan en penurias económicas casi toda su vida hasta que algún país se compadece. Así pasó con la científica que descubrió la vacuna Pfizer contra la pandemia, que anduvo de lado a lado buscando financiamiento para sus investigaciones hasta que pudo probar su gran nivel científico.
Me parece que luchar por un mejor planeta compete a toda la humanidad. Nadie debe auto excluirse de esa inmensa tarea de aportar algo en su beneficio y más si se piensa en las generaciones que vienen. A ellas hay que dejarles un mundo mejor. Precisamente, ese es el interés de un grupo de mexicanos comprometidos con la “construcción de futuros posibles” que debaten actualmente sobre bienestar económico, medio ambiente, educación, ciencia, cultura, democracia y sociedad desde el 26 de este mes hasta el 22 bajo el cobijo de El Colegio Nacional.
En ese Colegio, confluyen científicos sociales del más alto nivel, gente que ha pasado sirviendo a la ciencia y a la humanidad desde diferentes ángulos y modos; algunos han sido funcionarios públicos y otros han ejercido sus conocimientos en forma altruista e independiente.
El Colegio aclara, rápidamente, que genera propuestas, reflexiones del más alto nivel, discusiones fundamentadas “que no son noticias falsas, que no son elucubraciones y que no es ideologización.”
Una de las académicas más prestigiadas en temas del ambiente, Julia Carabias, reconoce que los gobiernos prestan poca atención, tienen sordera en los oídos y no entienden que los problemas solo pueden resolverse si hay diálogo entre gobiernos y sociedades, no entiende que éstas pueden ayudar mucho. Yo digo que debemos aspirar a un mundo que respete los derechos humanos fundamentales, la naturaleza, donde nadie padezca hambre y no existan desigualdades, y aprender de paso de la pandemia que tantas enseñanzas ha dejado.
La preocupación central de los investigadores de El Colegio Nacional es que las sociedades no se organizan como debiera porque solo las reflexiones colectivas pueden impulsar los cambios; “solo organizadas pueden jugar un rol importante en la toma de decisiones”. Cuando están desorganizadas, eligen a personas que resultan un fiasco y que representan incluso un peligro para todos.
El problema es, ante la demanda de cambios en las sociedades, engancharse a las ideologías que marcan rutas económicas, sociales y culturales que las mayorías no comparten. Se vota en elecciones por la figura política equis, no por un programa de gobierno porque la gente no tiene conciencia política; cultura cívica sí, pero política, no. Y así, con los afanes ideológicos de los depositarios del poder, se anula todo esfuerzo por la participación social auténtica, organizada y reivindicadora.
Ante los poderes omnímodos, los científicos aran en el desierto. Debaten sobre ideas y proyectos de realización difícil casi siempre, andan “a la buena de Dios”. El régimen de hoy poco los aprecia si no lo respaldan; hay, pruebas sobran, de que no son comprendidos y menos compensados por sus contribuciones, son “patitos feos” en la penumbra neoliberal que se refiere todos los días desde altas tribunas, mandando el mensaje implícito de que no tienen nada qué hacer en pro de una nueva cultura científica. Al menos hasta el 2024.
Estaremos pendientes de los resultados de ese ejercicio intelectual de El Colegio Nacional para analizar sus conclusiones y ver hasta dónde se avanzó en la construcción de una agenda de actividades que lleven a un conocimiento más real de lo que acontece en México y el mundo en las materias abordadas. Será importante ver cuál es la posición gubernamental ante los resultados de ese foro. Será importante saber si se valoran o se desechan.
Pero al margen de lo que ocurra en ese debate, resultará vital que asome la claridad en la situación del mundo actual, amenazado por el cambio climático y las guerras y por la necedad de dirigentes de naciones poderosas que hacen compromisos que no cumplen pues siempre colocan sus intereses por encima de las del resto de países.