Un fantasma seguirá al Papa Benedicto XVI en cada paso durante su viaje a México y Cuba: el de su predecesor, Juan Pablo II.
El Pontífice anterior, que falleció en 2005, era sumamente popular en muchas naciones, pero además de en su Polonia natal en ningún otro lugar era tan apreciado como en Latinoamérica, donde visitó todos los países de la región al menos una vez.
Atrajo a multitudes y atravesó pueblos en Ecuador, desafió a la guerrilla en el altiplano peruano y defendió los derechos de los mineros en Bolivia.
El menos emocional y activo Benedicto XVI, que en abril entrará en el octavo año de su pontificado, realizará su segundo viaje a América Latina y el primero a países de habla hispana de la región tras visitar Brasil en 2007.
Remarcando la importancia de una Latinoamérica abrumadoramente católica para el futuro de su Iglesia, Juan Pablo II eligió México como el primer lugar adonde ir sólo meses después de su elección como Papa en 1978. Realizó un viaje a Latinoamérica casi cada año en sus 27 años de pontificado, el último de ellos con 82 años y problemas de salud.
De 22 viajes realizados por Benedicto XVI desde que fue escogido Papa en 2005, 15 de ellos han sido dentro de Europa.
Sondeos de opinión muestran que una mayoría de fieles en México y Cuba sienten más afecto y veneración por Juan Pablo II que por Benedicto XVI y creen que este último los entiende menos a ellos y a su cultura.
La diferencia en el entusiasmo previo al viaje es tan palpable que José Guadalupe Martín Rábago, el arzobispo de León, la ciudad mexicana donde se hospedará al Papa, se vio obligado a pedir a sus feligreses que dejen de hacer comparaciones con el Pontífice anterior.
«Desde la fe, todos los Papas son iguales y merecen nuestro respeto, nuestra adhesión, independientemente del carisma del que pueda estar dotada la persona», explicó el prelado en entrevista con CNNMéxico.
«Creo que esto necesitamos decirlo a todo mundo, para que no se sienta esperando ver en el Papa Benedicto una repetición, lo digo vulgarmente, un clon, del Papa Juan Pablo II», añadió.
Aunque el Vaticano remarca que el papado no puede ser visto como un concurso de popularidad, desde un punto de vista estadístico Juan Pablo II claramente propagó su atención en forma más uniforme por el mundo, pasando buena parte de su tiempo en Latinoamérica y el mundo en desarrollo en general. En cambio, se considera que Benedicto XVI está más centrado en Europa.
«Benedicto siempre ha estado preocupado por el declive de la cristiandad en Europa», comentó el padre Tom Reese, un jesuita del Woodstock Theological Center en la Universidad de Georgetown, en Washington.
Muchos católicos, pocos cardenales
Aunque los países latinoamericanos son todos de mayoría católica y la región alberga a la mitad de los 1.200 millones de católicos en el mundo, Latinoamérica tiene sólo 22 electores de cardenales, que se comparan a los 67 de Europa. Eso significa que existe una mayor posibilidad de que el próximo Papa sea europeo.
Según algunas estimaciones, más de uno de cada 10 de los católicos del mundo son mexicanos o de origen mexicano. México tiene cuatro cardenales, frente a 52 en Italia, país que cuenta con muchos menos católicos.
La Iglesia Católica está perdiendo a millones de latinoamericanos que se convierten a credos protestantes, como los evangélicos y los pentecostales, que son vistos como más carismáticos y ofrecen más atención personal que la institución del Vaticano.
«Estos evangélicos son (como) las nuevas empresas de Silicon Valley de la cristiandad (…) Son emprendedores, creativos, intentan cosas. Y nosotros estamos estancados en el lodo, haciendo lo mismo una y otra vez y no está dando resultado», comentó Reese, quien ha escrito varios libros sobre la Iglesia y el Vaticano.
Mientras Juan Pablo II era más abierto a la experimentación litúrgica en el mundo en desarrollo, como el uso de prendas coloridas inspiradas por culturas tradicionales, Benedicto XVI es mucho más conservador y ve a Europa como la tradicional Madre Iglesia y al mundo en desarrollo como sus hijos.
Durante su viaje a Brasil en 2007, calificó de «preocupantes» las deserciones en favor de iglesias protestantes y dijo que la Iglesia Católica tenía que volverse «más dinámica en ofrecer más respuestas a esta sed de Dios».
El Vaticano afirma que a la hora de decidir dónde viaja el Papa entran en juego muchos factores, incluyendo su edad. Responsables de la Iglesia afirman que el hecho de que este sea sólo su segundo viaje a Latinoamérica no significa que tenga menos menos afecto por la región.
Joseph Ratzinger fue elegido Papa y adoptó el nombre de Benedicto XVI cuando tenía 78 años. Ahora tiene 84. Karol Wojtyla, en cambio, fue electo cuando tenía 58 años y realizó su decimonoveno y último viaje a Latinoamérica cuando tenía 82 años.
El Vaticano afirma que León, en el conservador estado de Guanajuato, fue escogida como sede para el viaje papal a México debido a la altitud de Ciudad de México, que podría ser peligrosa para la salud del Pontífice.
El año pasado, Benedicto XVI comenzó a usar una plataforma móvil en vez de caminar por el corredor principal de la Basílica de San Pedro. El Vaticano afirma que la medida busca reducir el esfuerzo físico.
El líder católico tiene programado descansar cerca de 24 horas tras su llegada a México para adecuarse al cambio horario.
Con información del Universal