Ciudad de México.- La humanidad y el planeta entero depende de los bosques, por lo que es indispensable mantener su biodiversidad, funcionalidad y los servicios ecosistémicos que prestan, además de manejarlos con sustentabilidad, afirmó Antonio González Rodríguez, del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (IIES), campus Morelia de la UNAM.
México es el país con el mayor número de especies de pino y encino; “50 por ciento de las especies, variedades y subespecies de pino están en nuestro territorio, y alrededor de 35 por ciento de los encinos. En asociación con estos bosques, existen aproximadamente seis mil especies más de plantas, y hay que sumar animales, microbios y hongos. Su valor ecológico es incalculable”, subrayó.
No obstante, la conservación de esos ecosistemas es difícil, porque no se ha logrado detener el cambio de uso del suelo, advirtió el ecólogo molecular en el marco del Día Internacional de los Bosques, que se conmemora este 21 de marzo.
“Uno de los problemas que dificulta la preservación es la deforestación y su transformación en terrenos para ganadería, agricultura o urbanización, además de la fragmentación, que ha dejado pequeños remanentes de bosque aislados que pierden su funcionalidad y especies”.
En el mundo la tendencia de destrucción de los bosques es cada vez más acelerada. “En México la situación es variable y depende de la región, pero en general las mayores tendencias se ubican en el centro del país”.
En Michoacán la deforestación asociada a la conversión a huertos de aguacate o berries es un problema alarmante. “Es preocupante porque no se ha logrado detener ni revertir la pérdida de bosques, que alcanza cientos de miles de hectáreas al año a escala nacional, y miles de hectáreas en esta entidad”, resaltó González Rodríguez.
A ello se suma el cambio climático, que afecta a todos los hábitats. En las zonas forestales del mundo parece haber un incremento de incendios, resultado de sequías intensas y periodos de calor más largos.
Riqueza boscosa en México
La importancia ecológica y económica de los bosques es muy grande; en México tenemos tropicales, templados, húmedos y secos, excepto boreales. Aquí, los templados están presentes en extensiones importantes de grandes cadenas montañosas, y potencialmente podrían ocupar hasta 20 por ciento del territorio nacional.
Los grupos dominantes de árboles son los pinos (coníferas) y encinos, y en porcentaje menor los oyameles, indicó el universitario.
Los bosques almacenan y capturan gran cantidad de carbono y tienen un importante papel en el ciclo hídrico; también son una fuente fundamental de recursos maderables y no maderables.
Antonio González se ha dedicado al estudio de los encinos y su evolución. Junto con su equipo y un grupo de colaboradores nacionales e internacionales, ha hecho relevantes avances, como reconstruir el “árbol de la vida” de ese género, y entender cómo ha sido su proceso de diversificación.
En el mundo existen entre 500 y 600 especies de encinos, y en México hay alrededor de 170; de éstas, 100 son endémicas, expuso.
“Tenemos tantas porque la evolución de este grupo se aceleró cuando llegó a nuestro territorio. Hace 10 millones de años aquí encontraron gran variedad de nichos ecológicos que ocuparon rápidamente, y tuvieron un proceso de diversificación muy rápido”.
El científico y sus colaboradores también han encontrado una variación genética extremadamente alta en relación con las de especies de Estados Unidos o Europa. “Ese hecho tiene que ver con la historia de los últimos millones de años, pues las glaciaciones no afectaron tanto a lo que hoy es nuestro territorio, permitiendo más diversidad”.
La variación genética es el recurso más importante cuando una especie debe evolucionar y adaptarse, detalló. Si no la tiene, “lo más seguro es que se extinga. En ese sentido, los encinos mexicanos podrían adaptarse a condiciones adversas en el futuro, como el cambio climático, pero eso se podrá determinar dentro de varias décadas”.
Para no llegar a ese punto, “debemos conservar los bosques. Como ciudadanos debemos tomar conciencia de su importancia y ejercer presión para que los encargados de tomar decisiones lo hagan”, enfatizó Antonio González Rodríguez.
Pérdida de bosques
Según el Programa Anual de Trabajo (2019) de la Comisión Nacional Forestal, México cuenta con una superficie de 137.8 millones de hectáreas cubiertas por algún tipo de vegetación forestal; de éstas, 65.7 millones de hectáreas (47.7 por ciento) corresponden a superficie arbolada por bosques, selvas, manglares y otras asociaciones vegetales.
“La pérdida de la cobertura forestal es la principal causa directa de la degradación de los ecosistemas terrestres y de la pérdida de la biodiversidad. De acuerdo con la FAO, 85.7 millones de hectáreas –44.9 por ciento del territorio mexicano– presentan algún nivel de degradación (2015). De manera similar, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales estima que la degradación de los suelos afecta a casi 90 millones de hectáreas (2015)”.
Al respecto, el científico recalcó que no sólo se trata de la merma de los bosques, sino de su degradación, porque antes de perderse se registra un proceso de daño por la extracción de árboles y suelo, y “un ecosistema con un grado muy malo de conservación es más susceptible a desaparecer”.
La Asamblea General de la ONU declaró el 21 de marzo como Día Internacional de los Bosques. El objetivo es crear conciencia de la importancia de cuidar y preservar las áreas forestales del planeta, y con ello la supervivencia de todas las especies. Se eligió esa fecha porque coincide con la entrada de la primavera en el hemisferio boreal y con la del otoño en el austral. El tema para 2020 es: «Bosques y biodiversidad. Demasiado preciosos para perderlos».